martes, 31 de mayo de 2011

The Spanish Convolution II: El principio del final o el final del principio.

por startviewer

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Hoy ha sido un día especial. Mientras comía en uno de esos restaurantes de menú a 6 Euros en la bulliciosa capital de ese peculiar País (Por llamarlo de alguna manera) que alberga la semilla de la conciencia, no pude por menos que prestar atención a las conversaciones de dos hombres-empresa que debatían entre ensaladilla rusa, croquetas caseras y café, su punto de vista de los recientes acontecimientos que a todos nos preocupan.


En la calle las cosas se ven de forma muy diferente a como se observan en los despachos. Sin embargo, se aprecia una clara incomodidad que al tiempo supone un bloqueo de los osciladores armónicos provocado por el miedo a ser, por el miedo a emprender y por la incompetencia ajena y la depresión interna de aquellos que queriendo hacer se niegan a admitir que “pueden hacerlo”.
Nada como escuchar de primera mano en la calle los pensamientos de dos experimentados emprendedores que llevan 15 años como autónomos-empresa en el ámbito de la asesoría empresarial. Cada dos palabras aparecía el término “embargo” la frase perfecta: ” A mi cliente le han embargado la oficina y los trabajadores han decidido seguir trabajándole gratis, pese a que le salen telarañas de los bolsillos”. Algo se mueve desde dentro y no es el mero apego a la materia, porque los mismos proveedores de las administraciones locales facturan y emiten pagarés que nunca podrán cobrar, mientras estas adjudican contraros millonarios a las corporaciones, cuyos agujeros se cubren con la energía de los pequeños empresarios que inocentemente prestan sus servicios en el “craso error” de la confianza en el Sector Público, justo ese que cuando ha de pagar, emite deuda que nunca podrá pagarse.

Y es que en este contexto, nada como escuchar atentamente la voz de la calle, la voz del comerciante, del que de sol a sol pone su energía para que todos tengamos pan, leche, zapatos, ropa, perfumes y servicios que consumimos y no valoramos.

Y ese que “osa” innovar de manera constante y continua, recibe el “premio” del embargo, procedente de las mismas administraciones con las que ha contribuido con sus impuestos.
Pese a todo, su paciencia es infinita porque sabe que todos como él suman el 98% del tejido empresarial, así que aunque no tenga que llevarse a la boca ese día, seguirá emprendiendo, innovando y luchando, tal vez porque es consciente en el universo, porque sabe, que si deja de luchar, las grandes corporaciones no serán las que sirvan el menú de 6 euros a los ciudadanos, ni dispensarán el pan, ni las frutas ni los servicios que todos necesitamos en el “confort” de esta sociedad de la que formamos parte.

Emocionado, con lágrimas en los ojos me giro y les digo quién soy y lo que hago. Sin nada esperar les hablo de la Fundación, de los proyectos y de las energías sutiles, y ambos en un extraño impulso me abrazan, y me piden que comparta con ellos la peculiar sobremesa, a la que decido unirme sin vacilar un instante.

Para mi sorpresa, ambos son lectores de esta publicación y me confiesan que llevaban mucho tiempo esperando un cambio de conciencia, que les sorprendía que yo comiera solo en un restaurante como ese y confesaron sentirse honrados por haber estado prestándoles atención desde la mesa colindante.
Reconozco que nunca hasta hoy, había sentido una emoción igual, un positivismo que fluye del carácter del único pueblo que ante la suma incertidumbre reacciona con el máximo amor, desde el humor y no desde la ira. Desde el amor y no desde el odio, la mayor carcajada llegó en el momento en el que uno de los hombres con un cigarrillo electrónico de esos que sustituyen al puro de la sobremesa afirmó vehemente:
“En breve veremos al superdirectivo de una de nuestras multinacionales haciendo la compra en el lobby de su propio rascacielos. Me imagino la cara que se le quedaría al ordenanza de uno de estos edificios si alguien le saca una lista de la compra como si fuera la tienda de ultramarinos del barrio”….
Hasta que ese tipo de situaciones no sucedan, los que no tienen conciencia no despertarán.
Y añadió. Si cierran las empresas de barrio, las tiendas de ultramarinos, sólo nos quedarán los chinos para hacer compras. Cuando todo esté en manos de los chinos, las plantas bajas de los rascacielos de las grandes ciudades, tendrán una dispensa regentada por chinos que abrirán las 24 horas del día.
Cuando las mismas administraciones que recurren a la vía ejecutiva para sangrarnos se den cuenta que ya hayan embargado la mitad del territorio y emitido pagarés que nuestros nietos aún no habrán terminado de pagar, justo entonces, comenzarán a criticarnos porque en lugar de lamentarnos estamos permanentemente fluyendo con ideas nuevas para intentar convolucionar.

Me hizo mucha ilusión escuchar esas palabras: “Convolucionar al sistema, generar innovación y no dejarse llevar del miedo.” Ahí está la solución. Me volví a emocionar, tanto, que me pidieron que publicara este artículo hoy.

La sutileza de la Innovación hará que el cambio nazca de los legítimos propietarios de la economía: Los emprendedores y los seres humanos, que al fin y al cabo somos los protagonistas de esta historia en el momento en que tomemos conciencia.

Mientras hacemos este trabajo, dejemos que los que nos critican quemen sus energías en el odio, la ira, pues en ese contexto ya se están depredando entre ellos sin saberlo, mientras que una nueva realidad basada en el modelo de la gestión de la abundancia alcanzará pronto la edad adulta.

Fundación EticoTaku/StarViewerTeam International 2011.

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