sábado, 15 de enero de 2011

Diez hitos genéticos alcanzados en 2010 afectarán a nuestra salud y desarrollo

Posibilitarán tratamientos personalizados, el diagnóstico de enfermedades y un conocimiento profundo de nuestros orígenes

La compañía californiana 23andMe, especializada en estudios personalizados del código genético, revisa en un artículo reciente los hitos alcanzados en genética en el último año, con el fin de explicar el papel de la genética en la salud personal y el desarrollo humano actuales. Según 23andMe, entre estos hitos destacan el establecimiento de relaciones entre ciertos rasgos genéticos y algunas enfermedades, así como la posibilidad de generar medicamentos a medida en función de nuestra genética o de predecir la futura salud de un niño a partir de su proceso de dentición.

Recreación artística del ADN, por indi.ca. Fuente: Everystockphoto.
La compañía californiana 23andMe, especializada, como explicamos anteriormente en Tendencias21, en servicios de estudios personalizados del código genético, revisa en un artículo reciente los hitos alcanzados en genética en el último año, con el fin de explicar el papel de la genética en la salud personal y el desarrollo humano actual.

Según se publica en la página web de la compañía, la comprensión del genoma humano se está acelerando a pasos de gigante. En 2010, los descubrimientos y avances más relevantes para los conocimientos sobre este tema han sido, según 23andMe, los siguientes:

1. La genética determina si nuestro cuerpo tiene forma de “manzana” o de “pera”, y dicha forma tiene implicaciones para la salud.

El pasado otoño, la compañía informaba de los resultados de una investigación llevada a cabo por el consorcio Genetic Investigation of Anthropometric Traits (GIANT), sobre una muestra de casi 200.000 personas.

Estos resultados, que fueron publicados por la revista Nature Genetics revelaron que la distribución de la grasa en el cuerpo humano puede dar lugar cuerpos bien con forma de “manzana” (grasa concentrada en la cintura) bien con forma de “pera” (grasa concentrada en caderas y muslos). Una u otra forma dependen de 14 polimorfismos de nucleótido simple (SNPs) o variantes genéticas comunes concretas.

La importancia de este descubrimiento radica en que ahora se sabe que las personas con esta predisposición genética presentan un riesgo mayor de desarrollar enfermedades cardiacas y diabetes del tipo 2 que el resto de las personas y, en consecuencia, se les pueden recomendar terapias específicas o que lleven determinado estilo de vida.

2. Variaciones genéticas relacionadas con el asma infantil

Los genetistas han identificado en 2010 nuevas regiones del genoma humano relacionadas con el asma infantil, un problema creciente de salud infantil. Este año, han aparecido publicados los resultados de dos estudios a este respecto en el New England Journal of Medicine.

En el primero de ellos, el análisis de ADN de unos 1.700 niños con asma y otros 3.500 sanos (grupo de control), todos ellos con ancestros europeos, permitió identificar varias variantes genéticas en el cromosoma 1 asociadas con esta enfermedad.

En un segundo estudio, los científicos identificaron una relación entre variantes de los cromosomas 2, 6, 9, 15 y 22 y el asma en individuos con ancestros europeos, con efectos más fuertes en asma infantil. Ambos descubrimientos podrían propiciar el desarrollo de nuevos tipos de tratamientos para esta enfermedad.

3. Nuevas variantes genéticas asociadas a la artritis reumatoide

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad sistémica autoinmune, caracterizada por provocar inflamación crónica principalmente de las articulaciones, y que produce destrucción progresiva con distintos grados de deformidad e incapacidad funcional.

Una investigación reciente sobre la genética subyacente a esta enfermedad ha identificado muchos de sus factores genéticos, y nuevos estudios continúan relacionando variantes genéticas adicionales que podrían influir en el riesgo de padecerla.

En 2010, dos estudios publicados en Nature Genetics revelaron que una variante genética conocida como rs3093024 estaba asociada con la artritis reumatoide en individuos japoneses y que esta misma variante también tenía relación con la enfermedad de individuos de origen europeo.

4. Comprendiendo el Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es actualmente la forma más común de demencia entre personas de más de 65 años. Hasta hace poco, sólo se habían podido establecer relaciones entre las mutaciones de un único gen (APOE) y esta enfermedad, pero en los últimos años se han identificado nuevos genes que también tienen pequeños efectos en su desarrollo.

En 2010, el Journal of the American Medical Association, publicó los resultados de diversos estudios que sugieren que dichas variantes (en genes como el CLU y PICALM o variantes como la rs744373 cercana al gen BIN1, entre otras) podrían ser importantes para comprender la biología subyacente al Alzheimer, lo que a su vez resultaría esencial para el desarrollo de nuevos tratamientos.

Según los investigadores, todos estos descubrimientos apuntan a que el Alzheimer sería un trastorno poligenético (originado por muchos genes) y sirven para comprender que se deben fomentar cambios en el estilo de vida de la gente para evitar la aparición de la enfermedad.

Ahora se sabe, por ejemplo, que mejorar la salud cardiovascular ayuda a reducir la demencia o, al menos, de retrasar su aparición.

5. Tratamientos personalizados

No todo el mundo responde de igual forma a los mismos medicamentos. La genética condiciona la forma en que un tratamiento farmacológico puede beneficiar o no a un paciente, y también en su grado de efectividad.

En este sentido, 23andMe, con fondos del National Institutes of Health de Estados Unidos, ha lanzado un proyecto de investigación con el que intentará saber cómo la genética influye en la eficacia de los medicamentos a nivel individual.

En 2007 y 2010, la FDA (Dirección de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) actualizó por su parte el etiquetado de una sustancia química conocida como Warfarin para incluir información sobre cómo las variaciones en dos genes, el CYP2C9 y el VKORC1, pueden condicionar la dosis óptima de este medicamento en pacientes con diversas variantes en dichos genes. Otros estudios están analizando el coste y los beneficios de la realización de pruebas genéticas para mejorar la efectividad de las dosis de medicamentos.

6. ¿Predecir la esperanza de vida?

En 2010, la revista Science publicó un artículo sobre un estudio en el que se exploraron las causas genéticas de una longevidad excepcional, en individuos nacidos entre 1946 y 1965 (primera generación de baby boomers).

Tomando datos de 1.055 personas centenarias, los científicos elaboraron un modelo genético que incluía 150 polimorfismos de nucleótido simple (SNPs) que podían predecir con un 77% de exactitud la longevidad.

Los expertos de 23andMe son escépticos con estos resultados, y señalan que otro estudio sobre el genoma no informó de una asociación tan significativa entre genes y longevidad y que, por tanto, la genética tal vez no pueda ser predictiva en este sentido.

7. El primer diente podría ser un pronosticador de la salud del niño

El primer diente de un bebé podría suponer un importante acontecimiento, si se tiene en cuenta el siguiente descubrimiento: científicos han identificado que diversas variaciones genéticas determinantes del momento en que al bebé le sale el primer diente están también vinculadas a la formación orgánica, al crecimiento y desarrollo, y al cáncer.

Este hecho sugiere que el estudio de la dentición y otros aspectos del desarrollo infantil podría tener profundas implicaciones para el conocimiento de la propensión a ciertos trastornos que podrían aparecer posteriormente.

8. Qué hemos aprendido de nuestro pasado lejano

¿Qué se sabe de la presencia de ADN del hombre de Neandertal en nuestro propio genoma? El pasado otoño, un estudio sobre el genoma del Neandertal, publicado por la revista Science, mostró evidencias de que las secuencias de los genomas del humano moderno y del de los Neandertales están entrecruzadas.

Según los científicos, se puede asegurar que tanto las poblaciones asiáticas como las europeas adquirieron parte del ADN del Neandertal.

9. Ancestros de la población latina

Un interesante estudio aparecido en 2010 en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en el que se investigó el ADN de 100 personas, con antepasados latinos, reveló que la población latina estadounidense es una mezcla de aborígenes americanos, europeos y africanos.

En este sentido, sin embargo, hay diferencias: los ecuatorianos y colombianos tienen pocos ancestros africanos y más europeos o americanos aborígenes; mientras que los caribeños, los portorriqueños, y los dominicanos son los que más antepasados africanos tienen.

10. Investigaciones de 23andme

Por último 23andme informa de la publicación en 2010, en la revista PLos Genetics, de nuevas asociaciones, establecidas por estudios de la propia compañía, entre diversas características y los genes.

En concreto, la compañía ha examinado 22 características comunes en casi 10.000 participantes, lo que reveló relaciones entre varios polimorfismos de nucleótido simple (SNPs) y rasgos como las pecas, el pelo rizado o el color de los ojos. Asimismo, 23andme ha estudiado la relación entre la genética y la enfermedad del Parkinson y las enfermedades infecciosas, entre otros avances.

viernes, 14 de enero de 2011

Los Orígenes Alienígenas de la Humanidad: Las Evidencias

Lo prometido es deuda. les prometí publicar una síntesis y el epílogo del último libro de Zecharia Sitchin: Hubo Gigantes en la Tierra; y hoy después de meditarlo largamente me atrevo a hacerlo. Y lo medité largamente porque no es fácil resumir la grandeza de la obra de tan ilustre investigador; y digo también que fue el último libro de Zecharia en forma literal, porque 5 meses después de publicado este libro, desafortunadamente falleció; o mejor dicho dejó este plano tridimensional terrícola.

Como si fuese una premonición de su muerte física, Zecharia, en la introducción de su libro, en el último párrafo, escribe lo que cito a continuación ¨......concluyo en este libro, mi obra cumbre, que en una antigua tumba se enterraron evidencias físicas irrefutables de la presencia alienígena en el pasado de la Tierra. Se trata de un relato que tiene inmensas implicaciones para nuestros orígenes genéticos, una clave para desvelar los secretos de la salud, la longevidad, la vida y la muerte; es un misterio cuya resolución llevará al lector a una aventura única y finalmente revelará lo que se retuvo de Adán en el jardín del Edén¨.


Creanme que no es una novela, ni cuestión de mitología, son hechos sucedidos en nuestra historia que han sido tergiversados y ocultados por los intereses más oscuros que podamos imaginarnos; por un lado la comunidad científica al servicio de esos perversos intereses negando la historia que precariamente pudo sobrevivir a los ataques arteros de los depredadores, convirtiendo todo lo que no les convenía, ni les conviene todavía, en mitología; y por otra parte las religiones, vendiendo con el miedo y el terror por delante la fe ciega para que nadie cuestione sus malvados dogmas. Aunque lo he escrito en otras oportunidades, repito aquí para los nuevos visitantes y lectores de este blog, que la historia Sumeria, y lo que aquí se narra en este libro es parte de ella, es respaldada por un poco más de 170 años de ardua y meticulosa investigación; no es producto de la imaginación, son millones de horas hombre de mentes brillantes, estudiando cada uno por su lado, a veces, y toda su vida, sólo una pequeña parte de esa grande y emocionante historia. Sitchin es uno más de ellos, pero su mérito mayor fue armar el rompecabezas con las piezas de todas esas investigaciones.


Como les comenté, me es difícil, más complicado de lo que ustedes se imaginan resumir este libro, especialmente porque Zecharia, para llegar a sus conclusiones se va paseando por casi todos sus once libros anteriores donde tuvo la oportunidad de presentar pruebas minuciosas de lo que aquí concluye; y lo hace de esa manera supongo, y lo veo lógico, porque es su obra cumbre como el mismo lo dice y en su epílogo confluye todo el conocimiento que nos legó y quizás, al menos yo lo creo así, el resultado esperado de toda su investigación. Posiblemente nos dejó indicado el camino para que finalmente se consiga uno de los eslabones perdidos.


En su libro El Doceavo Planeta, Sitchin, nos mostró convincentemente, como se formó el planeta Tierra según la historia que quedo escrita en las tablillas de arcilla que legó la civilización sumeria, igualmente nos mostró casi todas las facetas de quienes fueron los primeros colonizadores, conocidos hasta ahora, del planeta Tierra; los anunnaki, o los nefilim o elohim que describe la biblia. Conocer de la vida de esos seres de otro planeta y como nos manipularon genéticamente, no fue poco. Esta información al principio impactó la comunidad científica y no menos la comunidad religiosa, y que no decir de la comunidad política, aunque esta, como siempre actuó y continúa actuando soterradamente y pudo disimularlo un poco más. Sin embargo a medida que la ciencia moderna fue haciendo avances a pasos agigantados, comenzaron a darle la razón a Zecharia. Por este motivo no veo porque dudar ahora de sus afirmaciones.


Pero, si su primer libro, estremeció las comunidades que mencioné, esta conclusión de su obra maestra lo es más. Zecharia le está diciendo a la comunidad científica y al mundo en general donde están las evidencias de los orígenes extraterrestres de la humanidad.


El libro Hubo Gigantes en la Tierra, lo escribe Sitchin en 18 capítulos, que se los voy a mencionar porque decidí que voy a concentrar mi resumen solamente en los capítulos 16 y 17, más el 18, que es el epílogo y se los estoy transcribiendo literalmente. Los capítulos son los siguientes: 1) Introducción Y sucedió que..., 2) La Búsqueda de Alejandro de la inmortalidad, 3) En los días anteriores al Diluvio, 4) En busca de Noé, 5) Sumer: Allí donde comenzó la civilización, 6) Cuando la realeza descendió del Cielo, 7) Un planeta llamado Nibiru, 8) De los annunnaki y los igigi, 9) Un siervo a la medida, 10) Dioses y otros antepasados, 11) De patriarcas y semidioses, 12) En la Tierra había gigantes, 13) La inmortalidad: la gran ilusión, 14) Los albores de la diosa, 15) La gloria del imperio y los vientos de perdición, 16) Enterrados con todo su esplendor, 17) La diosa que no se marchó y por último, el epílogo que les estoy publicando 18) Los orígenes alienígenas de la humanidad: las evidencias.


Antes de comenzar la síntesis del capítulo de Enterrados con todo su esplendor, quiero comunicarles que si hubiese tenido el honor de titular este libro, lo hubiese titulado tal cual como Zecharia tituló su epílogo y precisamente es el nombre que lleva esta entrega: Los orígenes alienígenas de la humanidad: las evidencias.


La historia de este libro comenzó a fraguarse en 1922, cuando el arqueólogo británico Leonard Woolley, en una expedición conjunta con el Museo Británico de Londres y el Museo de la Universidad de Pennsylvania de Philadelphia, llegó a la zona de Tell el-Muqayyar en Iraq, para hacer excavaciones en la antigua mesopotamia. A medida que Woolley iba desenterrando muros, objetos y tablillas de arcilla se dio cuenta que estaba excavando la antigua Ur, la famosa Ur de los Caldeos. Sus excavaciones, las realizó, por cierto, durante doce arduos años.

La descripción minuciosa de todas esas excavaciones y todos los enigmáticos y maravillosos objetos encontrados los narra Sitchin de una manera magistral, y por esa misma razón le dedica varias páginas, yo, en virtud de la simplicidad y la síntesis, voy a omitir esos detalles tanto como me lo permita la lógica y propósito de la narración; pero además quiero informarles, apreciados lectores, que el propio Leonard Woolley escribió un libro de esta expedición Las Tumbas Reales de Ur, no he podido acceder al libro, pero debe ser emocionante leer la narrativa del protagonista de estos hechos. Después de haberse maravillado una y otra vez por cada objeto que fue desenterrando, en los linderos de la ciudad, hizo el hallazgo del siglo: se encontró con un cementerio de miles de años de antigüedad, en el se encontraban, listas para develar sus secretos, alrededor de 1.800 tumbas. Habían tumbas desde las épocas predinásticas (antes de que comenzara la realeza) hasta la época de los seléucidas. Había enterramientos encima de enterramientos, en algunos casos los trabajadores tuvieron que excavar zanjas de más de quince metros de profundidad con el fin de cortar los estratos y poder datar mejor la capa de tumbas.

Woolley, fue clasificando las tumbas de acuerdo a los atuendos, enseres, tocados y otras pertenencias que se encontraban en cada fosa. En un extremo de la ciudad desenterrada, en la parte sud-oriental más precisamente, descubrió 600 tumbas completamente diferentes, en todas ellas, con la excepción de 16 tumbas, los cuerpos estaban envueltos en esteras de juncos a manera de sudarios, o bien se habían enterrado dentro de ataudes de madera, algo extraño, puesto que la madera para la época era escasa y cara en Sumer. los enigmas continuaban aflorando y Woolley desenterró aquellas dieciséis, tumbas especiales que estaban agrupadas y consiguió hacer un hallazgo sin precedentes. aquellas tumbas eran únicas, no sólo en Sumer, sino en toda mesopotamia, en todo el Oriente Próximo de la Antigüedad; únicas no sólo para su época, sino para todas las épocas. Esto hizo suponer a Woolley que sólo alguién de la máxima importancia debió haber sido enterrado en aquellas tumbas tan especiales. Concluyó, erróneamente, como lo demuestra Sitchin en el transcurso de todo el libro, que se trataba de el rey y su consorte la reina.

Esas 16 tumbas especiales, no eran simples fosas excavadas como para contener un cuerpo, eran cámaras construidas con piedras, tenían techos con forma de cúpula para cuya construcción se requerían avanzados conocimientos de ingeniería para la época; pero además de esos rasgos únicos, algunas de esas tumbas tenían rampas de acceso a una zona más amplia, una especie de patio que conducía a la cámara de la tumba. Como si ya eso no fuese impresionante, se sumaba a ello la opulencia de los objetos que acompañaban los restos. Cuestión esta única en su género para cualquier parte del mundo y para cualquier época.

Ninguno de los materiales utilizados en todos estos objetos (oro, plata, lapislázuli, cornalina, piedras raras, maderas raras) se podían encontrar en Sumer; ni siquiera en mesopotamia. eran materiales que sólo se podía obtener en lugares muy distantes; y aún así, sin importar la rareza y escasez de los mismos se utilizaron con profusión ¿quién podría entonces tener acceso a todas aquellas riquezas y simplemente enterrarlas?.

Entre los objetos, que se encontraron en esas tumbas, estaban unos que habían previamente sido descritos como los utilizados para los actos ceremoniales que se hicieron para Anu en su visita a la Tierra, poco antes de haberse otorgado la civilización a la humanidad por parte de los anunnaki, eso ocurrió aproximadamente en el año 4000 a.c. es decir unos 2000 años antes de estos enterramientos. Anu, era el gobernante de los anunnaki, conocido como el jefe máximo de los dioses. Toda la historia de los anunnaki esta registrada en el resto de la obra de Sitchin.

La conclusión de Sitchin fue de que todos esos objetos debían ser para el uso de los dioses y no de la realeza mortal. Conclusión a la cual no se llegó en su momento, porque en aquellos tiempos se creía que los dioses eran del cielo y no era posible que yacieran en una tumba.

Otro detalle asombroso e inigualable de aquellas tumbas era que los fallecidos no estaban solos: los acompañaban decenas de otros cuerpos enterrados junto a ellos. La descripción de los objetos, de toda la opulencia y peculiaridades únicas que rodeaban a esas tumbas, y en particular dos, está expuesta muy amplia y detalladamente en el libro como para que yo pueda en esta breve síntesis presentarselas a ustedes; razón por la cual sólo les relataré la conclusión a la cual llegó Woolley: ¨que aquellas dieciséis tumbas eran las de reyes y reinas mortales¨.  Por supuesto, como les mencioné, su conclusión tenía origen en la idea comúnmente aceptada de que dioses y diosas no eran más que un mito y que no habían existido físicamente; pero Sitchin ante la abundante utilización del oro, los extraordinarios aspectos artísticos y tecnológicos de los objetos y otros detalles que ya hemos señalado, y aún muchos más que me es imposible relatar en este resumen, lo llevaron a la conclusión de que allí fueron enterrados semidioses e incluso dioses, y este hallazgo fue respaldado por el descubrimiento de numerosos sellos cilíndricos inscritos con sus nombres y estandartes.

Una tras otra pista fueron acercando a Sitchin a la conclusión de que allí estaba enterrada una diosa anunnaki pura por la rama de la madre. La diosa Nin Puabi, quien fue identificada como la reina Shubad porque Woolley leyó en la tumba Nin.Shu.ba.ad y lo tradujo de esa manera. Nin, en Sumerio, significa en realidad diosa, no reina. Sitchin, por cierto, antes de llegar a su conclusión cita en su libro dieciséis contundentes pruebas.

Para finalizar mi resumen, sólo a manera de información les refiero que en la cultura Sumeria quedaron registrados los nombres de los reyes, y de casi todos ellos, su genealogía; al principio, los reyes eran semidioses por el hecho de tener como padre a un dios y como madre a una terrestre. Después se dio un período de transición, en el cual se realizaban inseminaciones artificiales procedentes del material genético de un dios, tras lo cual una diosa amamantaba al pequeño semidiós. Pero más tarde, Lugalbanda, uno de los reyes semidioses de la antigüedad, entró en escena y realizó un importante cambio, y a partir de él, el material genético divino provendría del lado femenino,  es decir la madre sería una diosa. Lo que actualmente se conoce o se sabe acerca del ADN y de la genética aclara la importancia de este cambio: que los nuevos semidioses no sólo van a llevar el ADN normal mixto de una diosa y un terrestre, sino también, la serie de ADN mitocondrial que lo transmite exclusivamente la madre. Por primera vez, con Lugalbanda, el semidiós comienza a ser mas que semi, podría decirse que era dos terceras partes dios.

Lugalbanda, resulto ser el abuelo de Meskalamdug, el príncipe semidiós de una de las tumbas, y esposo de Nin Puabi. Por eso Sitchin culmina su relato del capítulo la diosa que no se marchó, de la siguiente manera: Y eso nos lleva a uno de los grandes descubrimientos de los orígenes de la humanidad de todos los tiempos; porque, de todos los anunnaki y los igigi que caminaron por el planeta Tierra y luego partieron, Nin Puabi, una NIN, con independencia de lo pura que fuera su sangre, fue La Diosa que no se Marchó.

Espero apreciados lectores haber podido introducirlos adecuadamente a la lectura del epílogo que leerán a continuación; de lo contrario presento mis excusas y trataré de hacerlo mejor en la próxima oportunidad.

Los dejo con la transcripción textual del epílogo. Hasta una nueva oportunidad.

Epílogo
Los Orígenes Alienígenas de la Humanidad: Las Evidencias

Desde que Darwin ofreció su teoría de la evolución como explicación de la vida en la Tierra, el capítulo más interesante, el que trata sobre los orígenes del hombre, se ha dado de frente con dos muros, como las olas del mar cuando se estrellan contra los acantilados de la costa: para los creyentes, la afirmación de la santidad bíblica de que fue Dios, y no la evolución, quien creó al hombre; para los científicos puristas, la incapacidad para explicar de qué modo, en un lento proceso evolutivo que precisa de millones y millones de año, el hombre pasó del estado de homínido al del hombre pensante (Homo Sapiens, es decir, nosotros) de la noche a la mañana, hace alrededor de 300.000 años. A medida que se encuentran fósiles de homínidos cada vez más cercanos a esas fechas, el enigma del eslabón perdido (que es como ha llegado a conocerse este problema) se hace cada vez más insoluble.

Desde hace más de treinta años, desde la publicación de El Doceavo Planeta, he hecho cuanto ha estado en mi mano para demostrar que no existe conflicto alguno entre la biblia y la ciencia, entre la fe y el conocimiento. El eslabón se perdió, dije, porque alguien se adelanto en los acontecimientos en la evolución y recurrió a una sofisticada ingeniería genética para perfeccionar a un Homo erectus u Homo ergaster (como algunos prefieren llamar a su primo africano) mediante la mezcla de sus genes con los genes de ese alguien más avanzado. Ese alguien fueron los Elohim bíblicos (a quienes los sumerios llamaban anunnaki), que llegaron a la tierra desde su planeta , Nibiru, forjaron a El Adán y, luego, tomaron por esposas a las Hijas del Hombre. Y dije que eso fue posible porque la vida en su planeta y en el nuestro se basa en el mismo ADN, un ADN que compartieron cuando ambos planetas colisionaron...

¿Sigues aquí conmigo)

Debería de haber una manera mejor, claro está, no sólo de explicar todo eso sin argumentos (no sólo de decir que la investigación de la escena del crimen indica que ha tenido lugar un asesinato), sino una manera de generar el cuerpo del delito y decir ¡Voila!.

¡Ah, si hubiera tan sólo uno de esos anunnaki por ahí todavía, un tipo, hombre o mujer, que fuera incuestionablemente uno de ellos, de los nibiruanos, que se arremangara un brazo y dijera: ¡hacedme una prueba de ADN, descifrad mi genoma, así vereis que no soy de vuestro planeta!! ¡Descubrid la diferencia, descubrid el secreto de la longevidad, curad vuestros cánceres...!. ¡Ah, si eso ocurriera!.

Pero, gracias al destino y a la profesionalidad de muchos arqueólogos consagrados a su trabajo, si que existe una evidencia de este calibre, la del cuerpo físico de una anunnaki: los restos esqueléticos de Nin Puabi.


En agosto del 2002, el Museo Británico de Londres reveló la existencia en sus sótanos de unas cajas que no se habían abierto desde la época de Woolley, y que contenían los cráneos de las Tumbas Reales de Ur. Buscando más información del mismo museo, pregunté si se habían hecho planes para examinar el ADN de aquellas calaveras. Cortésmente, me informaron que de momento, no se tiene previsto analizar ese ADN,  sin embargo, el Departamento de Investigación Científica y el Departamento del Oriente Próximo de la Antigüedad van a llevar a cabo algunas investigaciones, y se espera que los primeros resultados se hagan públicos a principios del 2003.

Después de cruzar algunos correos referentes al tamaño de las calaveras y a los tocados, el conservador del Departamento del Oriente Próximo de la Antigüedad del Museo me dijo que se está realizando actualmente una reevaluación detallada de todos los restos humanos óseos recogidos en Ur. El informe publicado en el 2004, reveló que en aquella reevaluación los científicos del Museo Natural de Londres habían hecho un buen número de radiografías (de rayos X); y decía que a pesar del tiempo transcurrido desde que se habían encontrados los restos óseos, las conclusiones de los especialistas de la época habían quedado confirmadas. Los especialistas de la época eran, en este caso, sir Arthur Keith y sus ayudantes.

Obtuve una copia del informe, y me sorprendió constatar que setenta años después de los descubrimientos de Woolley, ¡un museo de Londres poseyera aún los restos esqueléticos intactos de la reina Puabi y del príncipe Meskalamdug!


¿De verdad que los tienen?, pregunté. Y así era, pues el Museo Británico me informó, el 10 de enero del 2005, de que: el esqueleto de Puabi se conserva en el Museo de Historia Natural, junto con otros restos de las excavaciones de Leonard Woolley en Ur.


El descubrimiento era una bomba: ¡los restos de una diosa nibiruana (y de un rey semidivino), que habían sido enterrados hace alrededor de 4.500 años, estaban intactos y a disposición de los investigadores!

Insistiendo en mis preguntas sobre si se habían hecho o se iban a hacer las pruebas de ADN, me remitieron a la jefa del equipo científico encargado de la reevaluación, la doctora Theya Mollenson. para cuando pude hacerme con ella, se había jubilado ya. Los intentos por averiguar algo más con la ayuda de mis amigos en Londres no me llevaron a ninguna parte. Pero la urgencia por ocuparme de temas más apremiantes hizo que el asunto quedara en un segundo plano, hasta hace poco,cuando surgió la noticia de que los biólogos habían podido descifrar el ADN de los Neanderthales de hace 38.000 años y que lo habían comparado con el del hombre moderno. Si esto era así, ¿por qué no descifrar y comparar el ADN de una hembra anunnaki que murió hace sólo 4.500 años?

En febrero del 2009 escribí una carta sobre este asunto al Museo Natural de Historia de Londres. La Cortés respuesta, firmada por la doctora Margarett Clegg, jefa de la unidad de restos humanos del Museo, me confirmó que entre sus tenencias estaba tanto  Nin Puabi, relacionada también como la reina Shubad, como el rey Mes-Kalam-Dug. Añadiendo que ningún análisis de ADN se ha realizado sobre estos restos, la doctora Clegg me explicó que el Museo no realiza de forma rutinaria análisis de ADN sobre los restos de la colección, y no existen planes para hacerlos en un futuro cercano. Esta postura me fue reiterada por el Museo en marzo del 2010.

Aunque el ADN de Nin Puabi no es puramente anunnaki debido a que su padre, Lugalbanda, era sólo un semidiós, su ADN mitocondrial, procedente exclusivamente de su madre, si que es puro anunnaki; llevando así, a través de Ninsun y de Bau, hasta las madres antiguas de Nibiru. Con las pruebas pertinentes, sus huesos podrían revelar las diferencias de ADN y ADNmt que se hallarían en la base de nuestro eslabón perdido: el pequeño pero crucial grupo de genes alienígenas (¿223 genes?) que nos hicieron pasar de los homínidos al hombre moderno hace unos 300.000 años.

Tengo la esperanza de que, demostrando que los restos de Nin Puabi no son una cuestión rutinaria, este libro convenza al Museo para que se salten la costumbre y lleven a cabo las pruebas. Ellos podrían proporcionar una explicación vital a la respuesta que se le dio a Gilgamesh:

                           Cuando los dioses crearon al hombre,
                           una amplia comprensión perfeccionaron para él;
                           sabiduría le habían dado;
                           a él le habían dado conocimiento;
                           vida eterna no le dieron.

¿Qué fue, en términos genéticos, lo que los dioses se quedaron deliberadamente para sí en el Jardín del Edén?.

Quizás el creador de Todo deseara que la Diosa que no se marchó permaneciera aquí en la Tierra para que nosotros, finalmente, encontráramos la respuesta.
Zecharia Sitchin

El hombre navegaba hace 130.000 años

Investigadores encontraron pruebas en la isla de Creta

La historia nos sigue dando sorpresas y todo parece indicar que quiere mostrarnos lo poco que sabemos de la evolución humana. La noticia de la semana es sin duda, que un grupo de arqueólogos norteamericanos y griegos ha encontrado pruebas que muestran que el hombre, navegaba hace 130.000 años.
"Achelean", herramienta prehistórica
Lo más sorprendente de todo es que, según el Ministerio de Cultura de Grecia, podríamos llegar a datar todo lo hallado hasta 700.000 años atrás, aunque para ello faltan muchos estudios nuevos que pronto tendrán lugar.
Concretamente, se han encontrado herramientas de la Edad de Piedra, hachas del estilo “Achelean”, que fueron muy utilizadas por nuestros antepasados “homo heidelbergensis” y “homo erectus”. Más llamativo aún es el sitio donde ocurrieron estos hallazgos, en las localidades de Préveli y Plakia, en el sureste de la isla de Creta.
Si esto es llamativo, se debe a que la cuna de la civilización minoica está en constante revisión e investigación, más en cuanto a su prehistoria, pero hasta el momento era imposible poder demostrar que fue poblada antes del Neolítico, es decir entre 7.000 y 3.000 años a.C. Ahora, de un día al otro, nos topamos con un descubrimiento que supera en decenas de miles de años, con lo que el mundo científico y principalmente, el de la Historia, quedó totalmente desconcertado ante esta noticia.
No sólo se ha demostrado un pasado cretense hasta ahora desconocido, sino que nos deja las pruebas de la navegación marítima más antigua de toda nuestra Historia.
Dientes con miles de años, ahora esto ¿qué nos quiere mostrar la Historia? ¿Será como realmente la conocemos? Siempre afirmamos que no, hay muchas cosas que las damos por seguras cuando en realidad todo puede cambiar de un día al otro.
Siempre hay que creer en la ciencia, pero con un grado de escepticismo, más en esta ciencia pues, un simple diente, como aconteció hace unos días, puede patear el tablero y mostrarnos que muchas cosas lógicas, dejan de serlo, y debemos comenzar de cero a reescribir gran parte del pasado (aunque no todo, de momento).
Fuente: EFE
Imagen: Guérin Nicolás en Wikimedia

10 Grandes Telescopios del Mundo. Número 9: Géminis Norte

9. Géminis Norte

Emplazamiento: Mauna Kea, Hawai, USA
Latitud: +19º 49'
Altitud: 4213 metros
Longitud: 155º 28' Oeste

El Telescopio Géminis Norte, llamado oficialmente C. Gillett Gemini Telescope está situado en la cumbre del volcán extinto Mauna Kea en Hawai a 4200 metros sobre el nivel del mar. Geminis Norte está dotado de un espejo primario de 8,1 metros.

El Telescopio vio su primera luz en 1999 y comenzó sus actividades científicas en 2000. Las primeras observaciones con su novedoso sistema de óptica adaptativa permitieron alcanzar resoluciones de 0,08 segundos de arco en el infrarrojo.

Geminis Norte puede observar en el infrarrojo cercano y medio. El particular revestimiento de plata de sus espejos le permite un extraordinario rendimiento en el infrarrojo, mejorando el tradicional revestimiento de aluminio. Además, su recubrimiento reduce la emisión térmica del telescopio aumentando la sensibilidad de los instrumentos en el infrarrojo medio.

Las longitudes de onda infrarrojas permiten estudiar los procesos de formación estelar y planetaria.

jueves, 13 de enero de 2011

10 Grandes Telescopios del Mundo. Número 10: MMT

10. Telescopio MMT

Emplazamiento: Monte Hopkins, Arizona, USA
Altitud: 2606 metros
Latitud: +31º 41'
Longitud: 110º 53' Oeste

El MMT es un telescopio de 6,5 metros de diámetro situado a una altitud de 2.606 metros en la cima del Monte Hopkins, el segundo pico más alto en la cadena montañosa de Santa Rita, a unos 55 km al sur de Tucson, Arizona.

En Observatorio del MMT tenía un telescopio diferente en su inauguración en 1979. El anterior Telescopio constaba de 6 espejos de 1,8 metrosde diámetro dispuestos en un paralelo, por ello fue llamado Multiple Mirror Telescope o MMT (Telescopio de espejos múltiples). La potencia combinada de los espejos del telescopio equivalían al de un telescopio con un espejo monolítico de 4,5 metros.

Esta configuración permitió al MMT realizar demostraciones pioneras de interferometría de anulación, que le permitieron tomar imágenes de la nube de polvo alrededor de la gigante roja Betelgeuse

El MMT fue también uno de los primeros grandes telescopios del mundo en incorporar una montura altazimutal.

Una de las razones para su configuración original de espejos pequeños, era la gran dificultad que entonces suponía fabricar grandes espejos. La posterior invención de un nuevo método de fabricación de espejos mediante un horno rotatorio, hizo posible construir espejos mayores, de manera que el propio MMT recibió en 1998 un gran espejo de 6,5 metros, que sustituyó al sistema anterior de espejos múltiples. Aunque el sistema óptico fue cambiado, parte de la estructura original pudo ser aprovechada.

El MMT es un proyecto conjunto de la Universidad de Arizona y la Institución Smithsoniana.