domingo, 20 de febrero de 2011

Avances contra el envejecimiento

DR. PABLO PERA PIROTTO
Actualmente, un gran número de equipos científicos a nivel mundial dedica sus investigaciones a entender cómo se produce el proceso de envejecimiento del organismo, y cuáles son las formas de retrasarlo e incluso revertirlo.
Esta área del conocimiento tiene múltiples implicaciones dentro de la medicina, ya que desentrañar los mecanismos que llevan al deterioro celular nos acerca a entender muchas enfermedades y de esa forma elaborar estrategias terapéuticas para poder combatirlas.
Un reciente artículo científico publicado en la revista Nature, llevado a cabo por el grupo del profesor Ronald DePinho del Instituto del Cáncer Dana-Farber de Estados Unidos, ha revelado interesantes avances en la materia.
Estos investigadores se centraron en el estudio de los telómeros, que son los sectores que están ubicados en los extremos de los cromosomas (donde está contenido el material genético de la célula).
Sin pretender ir demasiado a fondo en una disciplina como la genética, que es tan apasionante como compleja, es importante tener en cuenta que a medida que las células del cuerpo se van dividiendo, estos telómeros se van acortando, hasta que llega un momento en que no permiten más replicación, y por lo tanto marcan la muerte de esa célula.
Pero existe una enzima llamada telomerasa, que actúa en el embrión y en las células madre, cuya función es mantener estos telómeros sin que se desgasten. El equipo de DePinho se centró precisamente en esta enzima que normalmente no está activa en las células que ya están diferenciadas en los distintos tejidos del organismo. Lo que hicieron fue desactivar la acción de las telomerasas por completo en ratones jóvenes, y luego de pasado un período de tiempo volver a activarla. Lo que constataron fue que al suprimirla, el proceso de envejecimiento se veía notoriamente acelerado, afectando la fertilidad, y favoreciendo el desarrollo de patologías relacionadas con la edad como la osteoporosis, diabetes y entidades neurodegenerativas.
Pero lo más interesante fue lo que ocurrió cuando, pasadas unas semanas de franco declive, volvían a activar estas telomerasas: observaron entonces que aumentaba la fertilidad de los animales, así como el tamaño de varios órganos, que se recuperaban de su estado de degeneración. Particularmente eso sucedió con el cerebro, que recuperó el mecanismo para generar nuevas neuronas.
Sin dudas, esto abre un camino muy promisorio para la utilización de las telomerasas en la terapéutica antienvejecimiento, así como para el tratamiento de enfermedades vinculadas al paso del tiempo.
Pero, hay que mencionar que existen otros científicos que las vinculan con el desarrollo de tumores malignos, precisamente debido a esa acción facilitadora de la replicación celular inagotable. También otros remarcan que el acortamiento de los telómeros de los cromosomas no es lo único que está implicado en el complejo proceso que lleva al envejecimiento, y que lo que sucede en un ratón, no garantiza que se repita en un ser humano.
Sobre estos puntos concretos, tanto Robert DePinho como otros renombrados investigadores, como por ejemplo David Sinclair, responden que la activación de las telomerasas puede ser un factor incluso de prevención en el desarrollo de tumores, al restaurar la función deteriorada de varios órganos del cuerpo.
Lo cierto es que se están logrando interesantes avances en el campo de la genética que apuntan a que en un futuro no tan lejano sea viable extender la duración de la vida de las personas y, lo que es más importante, con una franca mejoría de su calidad de vida.

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