Día 16/06/2011 - 11.31h
La sonda Voyager 1 fue lanzada por la NASA en 1977, cuando ni siquiera existían los ordenadores personales ni internet ni la telefonía móvil. Sin embargo, esta pequeña nave casi de otra época ha llegado más lejos que ningún otro artefacto creado por el hombre y se ha convertido, casi con toda seguridad, en la misión espacial más exitosa de todos los tiempos. Los científicos sabían que la sonda se aproximaba a la frontera del Sistema Solar, pero ahora, gracias a nuevas observaciones, han podido no solo confirmar su hazaña, sino que han descubierto que la misión está mucho más cerca de cruzar el espacio interestelar de lo que creían. Si todo funciona como hasta ahora, la intrépida nave llegará a la última frontera a finales de 2012, mucho antes de lo que se esperaba.
La Voyager 1 se sitúa a unas 10.800 millones de millas del Sol y ha entrado en una zona en la que ni siquiera le alcanza el viento solar, una corriente continua de partículas cargadas emitidas por nuestra estrella que forman una «burbuja» conocida como helioesfera, que envuelve todo el Sistema Solar. Estas partículas viajan a una velocidad supersónica hasta que cruzan un punto llamado choque de terminación. En este lugar, el viento solar disminuye drásticamente. La velocidad del plasma o gas caliente ionizado que nuestra estrella emite en todas direcciones ha pasado de 150.000 millas por hora a cero, según observaciones de científicos dirigidos por Stamatios Krimigis, del laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins. Este flujo de partículas puede haberse detenido por la presión del campo magnético interestelar. Es decir, la nave puede estar cerca de una zona lejanísima llamada heliopausa, la capa externa de la helioesfera donde la radiación solar se encuentra con la que procede de otras estrellas.
La Voyager 1 cruzó el choque de terminación en diciembre de 2004 y se trasladó hacia la heliopausa. Los científicos han utilizado los datos de uno de los instrumentos de la sonda para deducir la velocidad del viento solar. Cuando la velocidad de las partículas cargadas que golpean la cara externa de la Voyager 1 coincidió con la velocidad de la nave espacial, los investigadores supieron que ya no le alcanzaba el viento solar. Esto ocurrió en abril de 2010, cuando la Voyager 1 se encontraba a una distancia de 10.600 millones de millas del Sol.
Debido a que las velocidades pueden variar, los científicos realizaron más análisis de los datos hasta que han estado convencidos de que el viento solar había desaparecido. Y resulta que la velocidad del viento solar ha disminuido 45.000 mph cada año, desde agosto de 2007, cuando el viento solar se movía a una velocidad de unas 130.000 mph. En el último año, se ha mantenido muy cerca de cero.
En el espacio interestelar, en 2012
Los científicos creen que la Voyager 1 aún no ha cruzado la heliopausa en el espacio interestelar. Alcanzar el espacio interestelar significaría una repentina caída de la densidad de las partículas calientes de la heliopausa y un aumento de la densidad de las partículas del plasma frío interestelar. Los investigadores estiman que la heliopausa puede estar a de 11.300 millones de kilómetros, lo que significa que la Voyager 1 podría salir de la capa de transición y entrar en el medio galáctico a finales de 2012.
Una nave hermana, la Voyager 2, fue lanzada el 20 de agosto 1977, y se encuentra a 8.800 millones de millas del Sol. Las dos naves viajan en diferentes trayectorias y velocidades. La Voyager 1 vuela más rápido, a 38.000 mph, mientras que la 2 lo hace a 35.000. Por lo tanto, en los próximos años, la Voyager 2 podrá encontrarse en la misma capa de transición en la que ahora está su flamante compañera.
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