Publicado por Galileo
De los 400 vatios generados por los paneles de Juno, la mitad irá a los calentadores y a otros subsistemas térmicos, para mantener el calor de los dispositivos electrónicos. Este es un factor importante para las sondas que funcionan tan lejos del Sol. A la altura de Marte, por ejemplo, se emplea para este fin un tercio de la energía total producida por las naves. A pesar de todo, los 200 a 250 W que quedan son suficientes para hacer funcionar los instrumentos científicos y para enviar los datos a la Tierra mediante su antena de alta ganancia.
La sonda Juno atravesó pruebas acústicas en las instalaciones de Lockheed Martin en Denver. Los grandes paneles solares aparecen plegados contra el cuerpo de la sonda.
"La mitad de la energía, irá a los subsistemas térmicos, y el resto irá a todo lo demás" afirma Gasparrini. "Ciertamente no tendremos tanta potencia disponible como en misiones anteriores".
Los paneles solares de Juno pesan menos que los RTGs, pero en realidad el asunto clave era que no había posibilidades de usar RTGs. El próximo de estos dispositivos se usará en la misión Mars Science Laboratory a Marte, que será lanzado en noviembre próximo. Realmente desarrollar RTGs para Juno habría absorbido todos los fondos disponibles para la misión, afirma Gasparrini.
Como en todas las sondas espaciales la masa es un valor crítico. La masa de Juno será de 1500 kg, y con una carga de combustible de 2000 kg. Gasparrini señala que se ha podido disponer de 100 kg de combustible extra, puesto que la configuración final es menor a los 3625 kg de límite de carga del lanzador Atlas V 551.
Esta variante del cohete Atlas es la misma que lanzó la sonda New Horizons a Plutón el 19 de junio de 2006, con llegada prevista a este planeta para julio de 2015. Este lanzamiento estableció un récord para la mayor velocidad de escape de la Tierra. De hecho, New Horizons llegó a Júpiter en tan sólo 13 meses para recibir la asistencia gravitatoria que le impulsaría en su camino a Plutón. La sonda Juno es más pesada y viajará en una trayectoria más lenta hasta su inserción en órbita de Júpiter en 2016.
La ventana de lanzamiento hacia Júpiter se abrirá el 11 de agosto y se cerrará el 31 de agosto próximo, afirma Gasparrini. El cohete Atlas V propulsará a la sonda hacia Júpiter y la etapa superior del cohete la situará en la trayectoria precisa hacia el planeta gigante. Después la sonda navegará en una trayectoria bastante directa con sólo una asistencia gravitacional con la Tierra prevista para septiembre de 2013. Posteriormente la sonda viajará a través del Cinturón de asteroides hasta finalmente entrar en órbita de Júpiter en julio de 2016 aproximadamente.
Es Objetivo de este Blog conocer el origen del hombre sobre la Tierra. Para ello, necesariamente, analizaremos la Biblia, puesto que allí, en el Génesis, se plasma una versión de como apareció el hombre sobre la Tierra. Después comentaremos la historia del origen del hombre según la primera civilización científicamente reconocida, los Sumerios.También abordaremos el origen de las Razas; Y por último trataremos de entrelazar esa historia antigua con la historia actual.
viernes, 1 de abril de 2011
Fotografías tomadas por nave rusa Elektro-L superarían a las de Nasa
El satélite Elektro-L, elaborado y construido en la productora rusa de ingenios espaciales, Sociedad de Investigación y Producción Lávochkin, para la Agencia Federal Espacial Rusa, Roscosmos, fue lanzado desde el cosmódromo de Baikonur, Kazajistán, el 20 de febrero de 2011 y actualmente gira alrededor de la Tierra en una órbita geoestacionaria.
Electro-L está elaborado para recolectar datos que permitirían realizar el análisis y el pronóstico de las condiciones meteorológicas a escala regional y global, del estado de los océanos y mares, de las condiciones para los vuelos aéreos, así como de la situación geofísica en el espacio cercano a la Tierra.
Los resultados del funcionamiento del satélite asimismo contribuirán en el estudio del clima y en los cambios globales del mismo, así como en el control de las situaciones de emergencia.
El ingenio ruso, que se abastece de energía a través de paneles solares, tiene una cámara con una resolución de 1 km por píxel para el espectro visible y de 4 km por píxel para el infrarrojo. El aparato transmite las imágenes a la Tierra cada 30 minutos, pero en caso de emergencia la frecuencia de la transmisión puede ser cambiada por una orden del punto de control terrestre a una imagen a cada 10 minutos.
Las fotos de Electro L, recibidas desde la órbita, se destacan no solamente por lo bello que son, sino también por su calidad y precisión, y realmente se diferencian de las imágenes de la Tierra, realizadas por los aparatos estadounidenses. Los especialistas de este país se preguntaron que si realmente son más fieles.
Según explicó a Gizmodo, Robert Simmon, científico del Observatorio Terrestre de la Nasa (Nasa Earth Observatory) en el Centro de vuelo espacial Goddard (CVEG), las imágenes tomadas por el satélite ruso no son mejores o peores que aquellas suministradas por la Nasa, sino son diferentes, porque ofrecen una visualización diferente de la misma realidad.
El experto sostiene que estas imágenes tan espectaculares representan una combinación de las ondas visibles y aquellas que pertenecen a la región espectral del infrarrojo cercano, capacidad ausente en los aparatos de la Nasa. Por ejemplo, la vegetación tiene en las imágenes el color rojo.
Así, con una percepción de las ondas infrarrojas cercanas, las fotografías rusas pueden ofrecer al espectador una visión del espacio cósmico que nunca antes había podido alcanzar el ser humano.
Fuente: actualidad.rt.com
jueves, 31 de marzo de 2011
Regreso a Júpiter
Primer plano de Mercurio
Una sonda de la NASA obtiene la primera imagen del planeta desde su propia órbita.
La parte inferior de la fotografía muestra una región cercana al polo sur jamás observada por una aeronave. En las seis horas siguientes al primer clic, la sonda Messenger tomó otras 363 imágenes más, las primeras realizadas con un aparato en la órbita del planeta, a tan sólo unos 200 kilómetros de su superficie.
Es la primera vez que el ser humano mete su hocico tecnológico en la órbita de Mercurio, pero no la primera vez que se acerca al planeta más extremo de nuestro vecindario. Entre 1974 y 1975, la sonda Mariner 10 sobrevoló tres veces Mercurio, pero siempre la misma cara. Más de la mitad de la superficie del planeta escapó al ojo humano.
Los científicos buscan hielo en las profundidades de los cráteres
Los científicos esperan ahora que el álbum de fotos que ha comenzado a enviar la Messenger sirva para resolver algunas preguntas. "Ahora vemos Mercurio con otros ojos", anunció ayer en rueda de prensa Sean Solomon, físico de la Institución Carnegie de Washington y jefe científico de la misión. En su opinión, estas primeras imágenes "son sólo el primer hilillo de agua del torrente de nueva información que esperamos durante el próximo año", ha explicado.
Las instantáneas, unidas a los datos enviados por otros instrumentos científicos a bordo de la Messenger, deberían ayudar a explicar el extraño deambular de Mercurio por el Sistema Solar. El planeta tarda 88 días terrestres en dar una vuelta al Sol, frente a los 365 días que emplea la Tierra. Sin embargo, un día en Mercurio, el tiempo que tarda en dar una vuelta sobre sí mismo, dura seis meses terrestres. En Mercurio, el día dura el doble que el año.
Contra la gravedad
La sonda de la NASA entró en la órbita del planeta el pasado 17 de marzo, en una maniobra complejísima que logró vencer la enorme gravedad que impulsaba a la sonda hacia el Sol como la Tierra atrajo a la manzana de Newton. Durante los primeros días, la misión está volcada en comprobar que todos los instrumentos funcionan a la perfección en aquel ambiente extremadamente hostil, con temperaturas de hasta 450 grados y con el Sol brillando unas 11 veces más que en la Tierra. La luz, precisamente, impide estudiar con minuciosidad la superficie del planeta mediante telescopios. La primera fase científica de la misión arrancará el 4 de abril, con el objetivo de obtener más de 75.000 imágenes, además de cumplir otras metas, como la elaboración de su historial geológico, según calcula la NASA.
La misión tomará más de 75.000 fotografías en el próximo año
La sonda va protegida con una armadura de cerámica para no achicharrarse con los fogonazos del Sol. Sin embargo, 200 kilómetros más abajo, los responsables de la misión sueñan con encontrar hielo. La presencia de agua abriría la puerta a una posible existencia de vida tal y como la conocemos, que podría buscarse a partir de 2020, cuando llegue al planeta la misión BepiColombo de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Mercurio, el planeta más próximo al Sol, parece el lugar más absurdo para buscar hielo. Sin embargo, los científicos creen que puede haberlo. La información de radar obtenida desde la Tierra mostró por primera vez evidencias de hielo en 1992, según se publicó entonces en la revista Science. El agua congelada estaría a salvo de las altas temperaturas refugiada en el fondo de los cráteres más profundos de los polos de Mercurio, en los que no entraría nunca la luz del Sol.
Eric Finnegan, ingeniero jefe de la misión, aplaudió ayer "el trabajo de cientos de técnicos" durante más de dos décadas para lograr el primer plano de Mercurio. Para Finnegan, que no ahorró solemnidad, la humanidad ha entrado "en una nueva era de la exploración espacial". La NASA ya ha enviado sondas a Saturno, Júpiter, Marte, Venus y el propio Mercurio. Las próximas fronteras para las agencias espaciales, todavía no contempladas, se encontrarían en Neptuno y Urano, en los confines del Sistema Solar.
Tras un arriesgado viaje de 8.000 millones de kilómetros por el espacio, una sonda de la NASA con el peso de un toro de lidia ha logrado colarse en la órbita de Mercurio y obtener el primer primerísimo plano del planeta más caliente, denso e inexplorado del Sistema Solar, nuestro pequeño barrio en el inmenso universo. El retrato, realizado a las 11.20 del 29 de marzo y desvelado ayer, muestra un rostro antediluviano, ametrallado por meteoritos y con el cráter Debussy de protagonista, extendiéndose por el planeta como una pedrada en un cristal. Una pedrada de 85 kilómetros de diámetro.La parte inferior de la fotografía muestra una región cercana al polo sur jamás observada por una aeronave. En las seis horas siguientes al primer clic, la sonda Messenger tomó otras 363 imágenes más, las primeras realizadas con un aparato en la órbita del planeta, a tan sólo unos 200 kilómetros de su superficie.
Es la primera vez que el ser humano mete su hocico tecnológico en la órbita de Mercurio, pero no la primera vez que se acerca al planeta más extremo de nuestro vecindario. Entre 1974 y 1975, la sonda Mariner 10 sobrevoló tres veces Mercurio, pero siempre la misma cara. Más de la mitad de la superficie del planeta escapó al ojo humano.
Los científicos buscan hielo en las profundidades de los cráteres
Los científicos esperan ahora que el álbum de fotos que ha comenzado a enviar la Messenger sirva para resolver algunas preguntas. "Ahora vemos Mercurio con otros ojos", anunció ayer en rueda de prensa Sean Solomon, físico de la Institución Carnegie de Washington y jefe científico de la misión. En su opinión, estas primeras imágenes "son sólo el primer hilillo de agua del torrente de nueva información que esperamos durante el próximo año", ha explicado.
Las instantáneas, unidas a los datos enviados por otros instrumentos científicos a bordo de la Messenger, deberían ayudar a explicar el extraño deambular de Mercurio por el Sistema Solar. El planeta tarda 88 días terrestres en dar una vuelta al Sol, frente a los 365 días que emplea la Tierra. Sin embargo, un día en Mercurio, el tiempo que tarda en dar una vuelta sobre sí mismo, dura seis meses terrestres. En Mercurio, el día dura el doble que el año.
Contra la gravedad
La sonda de la NASA entró en la órbita del planeta el pasado 17 de marzo, en una maniobra complejísima que logró vencer la enorme gravedad que impulsaba a la sonda hacia el Sol como la Tierra atrajo a la manzana de Newton. Durante los primeros días, la misión está volcada en comprobar que todos los instrumentos funcionan a la perfección en aquel ambiente extremadamente hostil, con temperaturas de hasta 450 grados y con el Sol brillando unas 11 veces más que en la Tierra. La luz, precisamente, impide estudiar con minuciosidad la superficie del planeta mediante telescopios. La primera fase científica de la misión arrancará el 4 de abril, con el objetivo de obtener más de 75.000 imágenes, además de cumplir otras metas, como la elaboración de su historial geológico, según calcula la NASA.
La misión tomará más de 75.000 fotografías en el próximo año
La sonda va protegida con una armadura de cerámica para no achicharrarse con los fogonazos del Sol. Sin embargo, 200 kilómetros más abajo, los responsables de la misión sueñan con encontrar hielo. La presencia de agua abriría la puerta a una posible existencia de vida tal y como la conocemos, que podría buscarse a partir de 2020, cuando llegue al planeta la misión BepiColombo de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Mercurio, el planeta más próximo al Sol, parece el lugar más absurdo para buscar hielo. Sin embargo, los científicos creen que puede haberlo. La información de radar obtenida desde la Tierra mostró por primera vez evidencias de hielo en 1992, según se publicó entonces en la revista Science. El agua congelada estaría a salvo de las altas temperaturas refugiada en el fondo de los cráteres más profundos de los polos de Mercurio, en los que no entraría nunca la luz del Sol.
Eric Finnegan, ingeniero jefe de la misión, aplaudió ayer "el trabajo de cientos de técnicos" durante más de dos décadas para lograr el primer plano de Mercurio. Para Finnegan, que no ahorró solemnidad, la humanidad ha entrado "en una nueva era de la exploración espacial". La NASA ya ha enviado sondas a Saturno, Júpiter, Marte, Venus y el propio Mercurio. Las próximas fronteras para las agencias espaciales, todavía no contempladas, se encontrarían en Neptuno y Urano, en los confines del Sistema Solar.
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