Tras un arriesgado viaje de 8.000 millones de kilómetros por el espacio, una sonda de la NASA con el peso de un toro de lidia ha logrado colarse en la órbita de Mercurio y obtener el primer primerísimo plano del planeta más caliente, denso e inexplorado del Sistema Solar, nuestro pequeño barrio en el inmenso universo. El retrato, realizado a las 11.20 del 29 de marzo y desvelado ayer, muestra un rostro antediluviano, ametrallado por meteoritos y con el cráter Debussy de protagonista, extendiéndose por el planeta como una pedrada en un cristal. Una pedrada de 85 kilómetros de diámetro.La parte inferior de la fotografía muestra una región cercana al polo sur jamás observada por una aeronave. En las seis horas siguientes al primer clic, la sonda Messenger tomó otras 363 imágenes más, las primeras realizadas con un aparato en la órbita del planeta, a tan sólo unos 200 kilómetros de su superficie.
Es la primera vez que el ser humano mete su hocico tecnológico en la órbita de Mercurio, pero no la primera vez que se acerca al planeta más extremo de nuestro vecindario. Entre 1974 y 1975, la sonda Mariner 10 sobrevoló tres veces Mercurio, pero siempre la misma cara. Más de la mitad de la superficie del planeta escapó al ojo humano.
Los científicos buscan hielo en las profundidades de los cráteres
Los científicos esperan ahora que el álbum de fotos que ha comenzado a enviar la Messenger sirva para resolver algunas preguntas. "Ahora vemos Mercurio con otros ojos", anunció ayer en rueda de prensa Sean Solomon, físico de la Institución Carnegie de Washington y jefe científico de la misión. En su opinión, estas primeras imágenes "son sólo el primer hilillo de agua del torrente de nueva información que esperamos durante el próximo año", ha explicado.
Las instantáneas, unidas a los datos enviados por otros instrumentos científicos a bordo de la Messenger, deberían ayudar a explicar el extraño deambular de Mercurio por el Sistema Solar. El planeta tarda 88 días terrestres en dar una vuelta al Sol, frente a los 365 días que emplea la Tierra. Sin embargo, un día en Mercurio, el tiempo que tarda en dar una vuelta sobre sí mismo, dura seis meses terrestres. En Mercurio, el día dura el doble que el año.
Contra la gravedad
La sonda de la NASA entró en la órbita del planeta el pasado 17 de marzo, en una maniobra complejísima que logró vencer la enorme gravedad que impulsaba a la sonda hacia el Sol como la Tierra atrajo a la manzana de Newton. Durante los primeros días, la misión está volcada en comprobar que todos los instrumentos funcionan a la perfección en aquel ambiente extremadamente hostil, con temperaturas de hasta 450 grados y con el Sol brillando unas 11 veces más que en la Tierra. La luz, precisamente, impide estudiar con minuciosidad la superficie del planeta mediante telescopios. La primera fase científica de la misión arrancará el 4 de abril, con el objetivo de obtener más de 75.000 imágenes, además de cumplir otras metas, como la elaboración de su historial geológico, según calcula la NASA.
La misión tomará más de 75.000 fotografías en el próximo año
La sonda va protegida con una armadura de cerámica para no achicharrarse con los fogonazos del Sol. Sin embargo, 200 kilómetros más abajo, los responsables de la misión sueñan con encontrar hielo. La presencia de agua abriría la puerta a una posible existencia de vida tal y como la conocemos, que podría buscarse a partir de 2020, cuando llegue al planeta la misión BepiColombo de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Mercurio, el planeta más próximo al Sol, parece el lugar más absurdo para buscar hielo. Sin embargo, los científicos creen que puede haberlo. La información de radar obtenida desde la Tierra mostró por primera vez evidencias de hielo en 1992, según se publicó entonces en la revista Science. El agua congelada estaría a salvo de las altas temperaturas refugiada en el fondo de los cráteres más profundos de los polos de Mercurio, en los que no entraría nunca la luz del Sol.
Eric Finnegan, ingeniero jefe de la misión, aplaudió ayer "el trabajo de cientos de técnicos" durante más de dos décadas para lograr el primer plano de Mercurio. Para Finnegan, que no ahorró solemnidad, la humanidad ha entrado "en una nueva era de la exploración espacial". La NASA ya ha enviado sondas a Saturno, Júpiter, Marte, Venus y el propio Mercurio. Las próximas fronteras para las agencias espaciales, todavía no contempladas, se encontrarían en Neptuno y Urano, en los confines del Sistema Solar.
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