El programa de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) podría ser un importante paso interactivo extendiendo la mano para unirnos a la sociedad interestelar. Pero SETI tiene sus limitaciones conceptuales. La sociedad del Universo sabe muy bien que la Tierra está poblada. El deliberado aislamiento de nuestro planeta es entendido y se hace cumplir a lo largo del Universo.
Pero la misma existencia de SETI es una ventaja para la Tierra.
SETI demuestra que la humanidad está en una fase de desarrollo donde puede reconocer la interacción con otras civilizaciones inteligentes. SETI incorpora nuestros primeros pasos institucionales para extender la mano a las civilizaciones compañeras en el Universo. Estas civilizaciones ya saben, por supuesto, que nosotros estamos en un aislamiento forzoso. La verdadera importancia de SETI es que la humanidad puede exhibir conducta social racional en el espacio exterior.
Los programas como SETI son un punto de partida para una Exopolítica interactiva. Para buscar inteligencia extraterrestre, debemos reconocer primero a la Tierra como un planeta en cuarentena en una sociedad interestelar. Para lograr el contacto abierto con las civilizaciones extraterrestres inteligentes, debe ocurrir una transformación completa del marco conceptual de SETI.
Los científicos Frank Drake y el ya fallecido Carl Sagan fundaron SETI en los años sesenta. El concepto de SETI del Universo está, de algún modo, fundado en la famosa Ecuación de Drake.
Esta ecuación, según lo precisado por Frank Drake y SETI, es:
N = (R *) (fp) (ne) (f1) (fi) (fc) (L)
Se dice que N iguala el número total de civilizaciones inteligentes, comunicativas en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Según Drake, éstos son aquellos “de quienes son detectables señales y/o emisiones electromagnéticas.”
Como “N” resulta ser un número relativamente grande, es esta ecuación la que se ha pensado que justifica la búsqueda para inteligencia extraterrestre. Drake vacila en estimar exactamente cuántas civilizaciones hay en la galaxia, la Vía Láctea. Llegando al número total de planetas con civilizaciones comunicativas, inteligentes en ellos en la galaxia la Vía Láctea, el enumera los siguientes factores en su ahora famosa ecuación Drake (Drake equation):
(R *) la Proporción de formación de estrellas conveniente para el desarrollo de civilización inteligente (fp) la fracción de estrellas R * que tienen los planetas (ne) el número de planetas en cada uno (fp) de esos sistemas solares que son adecuados para la vida (f1) la fracción de éstos (ne) planetas en que la vida realmente desarrolla (fi) la fracción de éstos (el f1) planetas con vida en los cuales se desarrolla la vida inteligente (fc) la fracción de planetas con vida inteligente en los cuales se desarrolla una civilización tecnológica y envía señales de su existencia al espacio (L) la longitud de tiempo en el que estas civilizaciones inteligentes envían tales señales al espacio
Drake mismo admite que el resultado de esta ecuación es altamente problemático. La fórmula entera está basada en solamente una muestra – aquella de la civilización inteligente de la Tierra. Así, el resultado es apto a ser una proyección humana de la evolución en la Tierra, o una total especulación sobre la evolución en otra parte en el Universo.
No hay factores en la ecuación en que SETI refleje los determinantes verdaderos y prácticos de comunicación humana con las civilizaciones del Universo. La ecuación de Drake y el actual programa de SETI no contienen un factor que declare “Tierra en cuarentena; comunicación no permitida.”
SETI puede investigar galaxia por galaxia para las señales de civilizaciones extraterrestres, sin aparente respuesta, y puede concluir que sus esfuerzos no han sido reconocidos por civilizaciones inteligentes. Todavía nada podría estar más lejano a la verdad. SETI no está fundamentalmente dañada; solamente está incompleto en lo que se refiere a su acercamiento. Las civilizaciones interestelares están ocupadas en supervisarnos para considerar si se han reunido las condiciones para la contestación y el diálogo.
La tarea de SETI no es solamente la comunicación científica. Más bien, su verdadera tarea es exopolítica.
¿De que manera nos presentamos nosotros, los humanos, donde inteligencias más altas querrían comunicarse? ¿Cómo empezamos el diálogo para acabar la cuarentena y reasumir una abierta membresía en la sociedad interplanetaria?
La Exopolítica puede proporcionar una solución al dilema de aquellos como el Dr. Hal Puthoff y sus colegas, así como el Instituto Brookings, de Washington D.C. quienes creen que,
“a pesar del fenómeno OVNI que ha continuado ahora por más de dos generaciones, la gran ventaja tecnológica de los extraterrestres vendría como un shock para muchos científicos, así como ciudadanos… sería tan grande como para seriamente desafiar nuestra realidad consensual, un peligro para nada insignificante.” 7
La Exopolítica proporciona el puente conceptual entre la realidad consensual terrestre y la realidad consensual de la sociedad del Universo. Una relación exopolítica entre la sociedad terrestre y la sociedad del Universo es el proceso por el cual nuestra realidad consensual puede integrarse y normalizarse con aquella de una más avanzada cultura fuera del planeta, para que el shock cultural se vuelva integración cultural y mutualidad de atracción entre las civilizaciones terrestres y extraterrestres.
Con la Exopolítica no hay shock, sino una significativa relación e interacción.
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