“The chilling truth about extraterrestrial infiltration – and the conspiracy to keep humankind in chains” (La escalofriante verdad acerca de la infiltración extraterrestre – y la conspiración para mantener a la humanidad encadenada). El autor, un abogado californiano con el seudónimo de William Bramley, recopiló las principales investigaciones anteriores sobre el tema de los “astronautas ancestrales” y las reunió con una particular visión conspiratoria de la historia.
La chocante tesis de Bramley, que confronta casi todas las creencias populares, es la siguiente:”Había seres similares a los humanos reproduciéndose en un planeta aislado en un brazo de nuestra galaxia. Esa raza humana fue una vez fuente de mano de obra para la civilización Nefilim, que tenía sometida a esa especie Homo Sapiens. Cuando los Nefilin llegaron a la Tierra modificaron el ADN del Homo Erectus y crearon seres similares a los del pequeño planeta antes nombrado. Actualmente, la raza Homo Sapiens Sapiens es la que (aparentemente) tiene el control del planeta Tierra, mas para los Nefilin no es así, pues para mantener el control sobre su posesión y mantener a la Tierra como una especie de prisión, esa otra civilización ha alimentado un interminable conflicto entre los seres humanos, ha promovido la decadencia espiritual y ha creado en la Tierra condiciones irreversibles de penuria física.
Esta situación ha existido por miles de años, y aún continúa hasta nuestros días.” (The Gods of Eden).La idea de que humanidad es el producto de una ingeniería genética, conducida por extraterrestres provenientes de alguna parte, fuera de nuestro pequeño planeta, desafía tanto a la evolución Darwiniana como al Creacionismo. ¿Acaso los dogmas de la religión no nos han negado la verdad acerca de nuestros orígenes?La iglesia Cristiana proclama que un supuesto omnisciente, todo-poderoso “Dios”, creó a nuestros primeros padres del “barro”, de manera parecida a como el alfarero moldea la arcilla.
Solo cuando Adán y Eva rompen con las reglas de su Creador son sujetos al dolor, la enfermedad y la muerte. Por desobedecer a este “Dios” también condenaron a su descendencia – a toda la humanidad – a ser “pecadores”. El Cristianismo deriva su infortunado relato sobre Adán y Eva del primer libro de la Biblia Hebrea o Antiguo Testamento, el Génesis.Si interpretamos la Biblia literalmente, asumiendo que se trata de un documento histórico infalible, se nos presenta un “Dios” (Jehová o Yahvé) quien, por su propia palabra, admite ser celoso, colérico y vengativo. El temor del “Señor” (Jehová) aparece enfatizado constantemente a través del Antiguo Testamento.
Se espera de Él que recompense a aquellos que lo adoran y que mantienen la observancia de la ley ritual, gratificando sus deseos mundanos por posesiones materiales y poder. No se puede dejar de notar que este cruel, sanguinario y egoísta “Dios” se asemeja grandemente a los caprichosos dioses Sumerios.De acuerdo al Génesis, este “Dios”, demasiado humano, desconocía que sus apreciados humanos habían echado a perder su Creación al comer la “fruta prohibida”. Después de ésto, habiendo expulsado a la primera pareja humana del Paraíso, amenazó a sus descendientes con su cólera hasta el día en que ahogó al mundo entero conocido con un diluvio.
Este “Dios” Jehová, como el historiador Gibbon observa en su obra “The Decline and Fall of the Roman Empire”, es un “ser propenso a la pasión y al error, caprichoso a su favor, implacable en su resentimiento, celoso de su supersticiosa adoración, y confinando su providencia parcial a una simple persona y a su transitoria vida.”La investigación indica que la Biblia Hebrea, lejos de ser un texto histórico infalible creado por un Ser Supremo, resulta ser una gran revisión compilada de por lo menos dos trabajos completamente separados. Reunidos en el Libro del Génesis existen dos trabajos separados conocidos por los académicos como las tradiciones del Norte “E” y las del Sur “J”, las cuales son complementadas por revisiones e inserciones adicionales.
En la “E” (que contiene los pasajes referentes a los Elohim) reside la tradición pre-Judaica de la gente del Norte, quienes exaltaban a Elyón, el Más Elevado Dios y a los demás Elohim. Los pasajes correspondientes a “J”, o Jehovistas, describen una entidad totalmente foránea, el malvado Jehová (YHWH), el “Señor”. De acuerdo a Max. J. Dimont, en “Jews, God and History”: “En el siglo quinto A.C. los sacerdotes Judíos combinaron porciones de los documentos ‘J’ y ‘E’, añadiendo un pequeño aporte personal (conocido como el fraude piadoso); los documentos resultantes se conocen como ‘JE’, ya que “Dios”, en estos pasajes, es nombrado como ‘Jehová Elohim’ (traducido como ‘Señor Dios’).”
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