Del sitio web nadanoslibradeescorpio
HUBO GIGANTES EN LA TIERRA ZECHARIA SITCHIN
NADIE ES PROFETA EN SU PLANETA
El
libro póstumo de Zecharia Sitchin, contrariamente a lo que alguien desprevenido
o no inmerso
En
la obra de este importante escritor podría suponer, no trata específicamente
sobre la existencia de gigantes en el planeta Tierra en tiempos antiguos (aunque
hace alguna mención a seres con esta condición física en uno de los capítulos
del libro) sino a la famosa anécdota personal que ya nos ha relatado en varias
ocasiones en la cual, siendo él un niño, un profesor en su escuela lo reprendió
y castigó Duramente
por cuestionar un párrafo de la biblia en el cual notó una traducción inexacta (precisamente,
se consignaba la palabra “gigantes” cuando en realidad la palabra textual del
original hebreo – Nefilim – significaba “caídos” ó “venidos abajo”).
En
esta obra Sitchin es perfectamente consciente de que será su último libro (y desafortunadamente para la humanidad; lo
fue), y por lo tanto hace un resumen de todo su pensamiento ( e introduce
algunas interesantes novedades ), y titula su obra de esa manera porque
representa la increíble conclusión final de las consecuencias de su controversia
escolar ( que cambió la dirección de su vida al comprender
que era necesario revisar toda la biblia ) y cómo ésta lo llevó a ver que,
paradójica y finalmente, sí hubo gigantes en la Tierra.
El
autor permanece inalterablemente fiel a su estilo en este último registro,
lleno de investigaciones de cadenas de linajes que en muchos casos son
repeticiones algo ampliadas de anteriores obras suyas, por lo cual nosotros –
que ya lo habíamos leído previamente – encontramos como favoritos el capítulo 8
y luego desde el capítulo 13 hasta el final ( la obra permite fácilmente leer
en orden aleatorio cada capítulo ) , donde Sitchin introduce una novedad
fundamental: la probabilidad de que se haya desenterrado evidencia irrefutable
de la presencia alienígena en el pasado de nuestro planeta ( la reina
Nin.Puabi, de quien ya escribimos anteriormente ) y que ésta se
encontraría en el Museo Británico de Londres, a la espera de que alguien logre
nadar contra la corriente de la abundante flema inglesa y consiga autorización
para realizar un análisis de ADN a los restos de esta reina de Sumer, que según
Sitchin daría como resultado una composición dos tercios alienígena y un tercio
humana.
A
continuación, les brindamos un resumen de los temas que Zecharia Sitchin expone
o repasa en este libro con algunas observaciones, aclaraciones u opiniones
nuestras colocadas siempre entre paréntesis:
EL GÉNESIS
En
principio, sólo una raza extraterrestre (los “dioses”) habitaba la Tierra.
Habían llegado aquí en busca de oro para llevar a su planeta, donde era
imprescindible (Nosotros no rechazamos la idea, pero queremos incorporar otra
posibilidad: muchos textos antiguos, encontrados en diversas partes del
planeta, y la misma palabra “Nephilim” (“caídos”. “venidos abajo", aunque
también puede interpretarse como "los que descendieron" y en este
último caso no cabría la observación) que fue además la bisagra de la obra del
propio Sitchin, indican que podrían haber llegado por accidente, por “una
caída”, probablemente una nave espacial estrellada, y que no les fue posible
regresar por mucho tiempo y durante ese período enseñaron al hombre su arte y
su ciencia.
Aceptamos
que, dentro de este contexto, luego – y por casualidad – hayan constatado que
el planeta era rico en oro y allí volvemos a subirnos todos a la misma nave
espacial que Sitchin .
Continúa
el autor que los hombres aparecen cuando los dioses deciden crearlos mediante
manipulación genética ( luego de varios intentos fallidos que originaron seres
espantosos con dos cabezas, cuatro alas, patas de cabra, sin órganos genitales,
cuerpos de toro, ogros, etc. que sin embargo no eran eliminados y dieron origen
a las antiguas leyendas de duendes, unicornios, elfos, etc. )
Para
ser utilizados como siervos en trabajos pesados (aquí cabe otra observación: si
una especie crea seres para que hagan los trabajos que les son dificultosos, lo
más lógico es que los creen más grandes en tamaño y más fuertes que ellos, con
los necesarios cuidados de seguridad.
El
propio Sitchin y toda la literatura antigua mencionan que los Anunnaki eran de
estatura gigantesca y por consiguiente con gran poder físico y que “a su lado
los humanos parecían saltamontes”. Por lo tanto, no nos cierra del todo esta
especulación ya que obviamente la creación resultante fue un ser más pequeño y
débil que la especie que les dio la vida.
El
tamaño puede justificarse si aceptamos a rajatabla el planteo de Sitchin de que
el ser humano fue creado para trabajar en minas subterráneas, pero nada
justifica su menor fuerza, salvo que consideremos que ése fue su mejor intento
y no pudieron lograr algo mejor ( teniendo en cuenta sus anteriores fracasos
sería posible ), o que sus mejores recaudos de seguridad hayan sido darle al
hombre una vida mucho más corta que la de ellos ( como ocurre en la genial
película Blade Runner ) y un poder menor reemplazando calidad por cantidad de
ex profeso ( para evitar un ser más poderoso en caso de rebelión ( como también
ocurre en Blade Runner )).
Los
extraterrestres llamados Anunnakis descubren en el sudeste de África un homínido
tan similar genéticamente a ellos que con algunas modificaciones se lo podía
llevar al nivel del Homo Sapiens con comprensión, palabra y manejo de
herramientas, todo gracias a otro planteo fundamental que hace Sitchin en toda
su obra y que es el choque del planeta original de los Anunnakis ( Nibirú ) con
La Tierra hace miles de millones de años y que motivó que el ADN de ambos mundo
se entremezcle profundamente.
El
principio femenino estuvo presente desde el inicio de la creación del hombre,
ya que para tal tarea fue designada la Jefa de Oficiales Médicos de nombre
Ninmah / Inanna, quien no sólo se encargó de la creación de Adamus sino también
del amamantamiento de los primeros de la especie.
Su
éxito fue reconocido con tal respeto y admiración entre sus iguales, que fue
renombrada como Nin.Ti (“dama de la vida”) recibiendo el apodo de Mami (“La Madre”).
(Observación:
tantos intentos fracasados y tanta alharaca por el éxito final, implicaría que
estos extraterrestres experimentaban clonación genética por primera vez, lo
cual nos resulta un tanto sospechoso, o bien que lo notorio fue lograr este
hecho científico en un laboratorio precario improvisado en la Tierra).
Sitchin
explica que el genoma humano contiene
223 genes que no tienen predecesor alguno en el árbol evolutivo genómico
terrestre, y que ni siquiera aparecen en todas las fases evolutivas de los
vertebrados siendo por lo tanto el resultado de una “infección” genética (
nosotros agregamos como una confirmación a esta realidad, que el orangután, el más lejano de nuestros
antepasados y quien genéticamente está mejor dispuesto a evolucionar por tener
sus genomas secuenciados, no ha experimentado cambios estructurales ni
reajustes evolutivos en los últimos QUINCE MILLONES DE AÑOS. El desciframiento
del genoma del orangután deja a Darwin…como la mona).
LA SANGRE DE UN DIOS
Otros dos interesantes elementos que introduce
Sitchin (siempre siguiendo sus traducciones
Supuestamente literales de los textos sumerios)
son:
1-Que para la creación del “Adamu” hubo que
utilizar la “sangre”, “esencia vital” ó ADN anunnaki ( mismo producto, nombrado
diferente conforme a la evolución tecnológica humana ) y mezclarla con el
“Ti-it del Abzu” humano ( aquí aprovecha para hacer notar otro error de traducción
en la biblia: donde se traduce la palabra “Tit” como arcilla o polvo de la tierra y en realidad la
palabra que deberían haber traducido era ti-it que significa “lo que es con
vida”, la “esencia de un ser vivo”. Por lo tanto, la famosa descripción de la
creación del hombre es incorrecta, como así mismo su conclusión, que traducida
correctamente sería: “venimos de la esencia de un ser vivo, y vamos hacia la
esencia de un ser vivo”. ) y
2-
Que el dios a quien se sacrificó para obtener su sangre, probablemente (comenta
que no encontró ningún texto contundente y sí varios contradictorios) habría
sido el líder rebelde que encabezó una fallida revolución contra sus
gobernantes. Es decir, nuestra "personalidad" no terrestre provendría
de un gen rebelde e inconformista.…
Y SERÉIS COMO SEMI-DIOSES…
Los
emparejamientos entre dioses y humanos, que comenzaron entre anunnakis machos y
humanas hembras, luego se diversificaron produciéndose también entre mujeres
alienígenas y hombres terrestres, y los embarazos resultantes de estas mezclas
daban lugares a semi-dioses, que en el caso en el cual la madre era
extraterrestre, se veían beneficiados, ya que adquirían dos partes “divinas” y
una humana, gracias al ADN mitocondrial, que era exclusivo de la madre
extraterrestre.
Estos
seres eran llamados semidioses pues adquirían una cadena de ADN más rica que la
del “Adán” original. Sitchin sugiere también que nosotros podemos ser la
descendencia de un semidiós. Comenta también que tanto el libro de Henoc como
el de los Jubileos dicen que el descenso de “los ángeles” a la tierra pretendía
ser benévolo pero que un grupo de ellos se extravió y comenzó a copular con
humanas e incluso a tomarlas como esposas.
“Su misión original era instruir a los hijos de los hombres con juicio y rectitud, pero terminaron profanándose a sí mismos con las hijas de los hombres”.
El
instigador de la transgresión fue un anunnaki llamado Azazel, y el primer dios
que desposó a una humana rompiendo el tabú fue el dios Marduk, hijo de Enki, lo
cual despertó la ira de su hermano Enlil (ambos líderes muy poderosos en la Tierra)
que los llevó a protagonizar una guerra nuclear que accidentalmente acabó
también con la mítica ciudad de Sumer.
LA BIBLIA REVISADA
El monopolio ideológico en cuestiones religiosas que detentaba la biblia en occidente, comenzó a tambalear cuando el Museo Británico de Londres contrató al humilde grabador de billetes de banco y aficionado a la “asiriología” George Smith para que ayudara a ordenar las tablillas cuneiformes halladas en Mesopotamia, y este genial investigador fue el primero en percatarse que las tablillas guardaban coherencia entre sí y que sólo había que unir los fragmentos.
Así
lo hicieron y se descubrieron los relatos del diluvio y de la creación del
hombre de innegable similitud con la biblia pero también importantes
diferencias. Confirmado luego también brillantemente por expertos alemanes (que
ya habían estado estudiando arqueológicamente la civilización sumeria desde una
década antes de la primera guerra mundial bajo los auspicios de la Deutsche
Orien Gesellschaft) se logró un texto coherente religiosa, filosófica e
históricamente escrito sobre seis tablillas más una séptima laudatoria.
Sitchin
reconcilia la biblia hebrea con los textos sagrados sumerios aunque le critica
un “exceso de resumen” que, precisamente por estar tan comprimido, deja sin
clarificar un sinfín de acontecimientos antediluvianos (amén de los numerosos
errores de traducción que generan interpretaciones a veces tremendamente diferentes).
Pone
el ejemplo de su versión de la creación del hombre (“demos forma a El Adán”) o
la cantidad de gente que subió al arca de Noé, porque en términos genéticos y
genealógicos el hombre no procedería exclusivamente de Noé y sus hijos.
La
conversión en la biblia del plural original al singular también origina una
enorme distorsión, que se hace evidente cuando un supuesto “dios único” es
descrito hablando con…”alguien”(¿?)
“¿
con quién podría hablar un dios único y solitario?” – se pregunta
inteligentemente Sitchin. El texto original de la biblia hebrea dice:“HAGAMOS
un Adán A NUESTRA Imagen
Y según NUESTRA semejanza”.
Otra
contradicción que presenta el mismo pasaje es que se menciona a LOS ELOHIM,
cuando si fuera en singular debería decir ELO’HA. Sitchin data la creación del
hombre hace unos 300.000 años ( justo cuando se produce el “agujero negro” del
eslabón perdido de la teoría evolucionista ), unos 144.000 años después de la
llegada extraterrestre al planeta Tierra.
DILUVIO
Sugiere
de la revisión de las mismas traducciones bíblicas que el arca de Noé podría
bien no haber sido un barco sino un submarino, y que los dioses supieron de la
inminencia del diluvio pero intentaron mantenerlo en secreto a los hombres, no
obstante lo cual uno de ellos se lo reveló a un semi-dios para que salvara
todos los registros históricos posibles y se salvara también él junto a su
prole y sus amigos cercanos.
También
menciona la existencia de otro relato sobre el diluvio “Inuma Ilu Awilum”
conocido como “La Epopeya de Atrahasis”, aparentemente escrito de puño y letra
por el propio Noé, y destaca que en la versión sumeria del diluvio sólo se
habla de una gigantesca inundación atribuida EXCLUSIVAMENTE a una acción de
VIENTOS monumentalmente poderosos, y que en ningún momento se habla de lluvias.
La
acción de aniquilar al hombre, dispuesta por el poderoso dios Enlil recibe la
dramática acusación de Ninmah como madre defendiendo a sus hijos: “Nosotros los
creamos y ahora debemos asumir la responsabilidad sobre ellos!” le recrimina
rabiosamente al ver a sus criaturas convertidas en barro al bajar las aguas.
Y
allí los dioses deciden iniciar la era post-diluviana en convivencia con sus
creaciones los hombres.
EL HUEVO Y LA
GALLINA
Sitchin
está convencido que los sumerios partieron desde la Mesopotamia, cruzaron el
océano y llegaron a América enterados que la existencia de la abundancia de oro
que allí había y la facilidad para extraerlo comparativamente con lo
dificultoso que resultaba en Mesopotamia ( Nosotros NO coincidimos en absoluto
con esta teoría: sostenemos que el planeta fue colonizado por seres
extraterrestres EN SU TOTALIDAD Y DESDE EL PRINCIPIO, y que las “cinco primeras
poblaciones que se establecieron” de las cuales hablan los textos sumerios, se
referían a UNA CIUDAD EN CADA CONTINENTE DEL PLANETA. )
Al
igual que muchos otros autores cita coincidencias interesantes, tanto
culturales como idiomáticas entre las civilizaciones de ambos continentes, ( la
capital azteca se llamaba Tenoch. Titlan ( ciudad de Tenoch ) y coincide con el
nombre de una importante ciudad sumeria: Enoch ( que era demás el nombre del
hijo del Caín bíblico ) y ambas ciudades tenían la particularidad de tener dos
torres gemelas )) pero esto sólo confirma una única cultura original, no un
salto a través del Pacífico hasta las Américas.
Sitchin
especula con que las Américas podrían haber sobrevivido el diluvio sin arca de
Noé aunque lo sufrieran también, y esto ofrecería un linaje genético humano sin
intervención de las uniones sexuales mixtas ( nosotros tendemos a creer que en
un mundo globalizado como suponemos era el antiguo, los vicios también estarían
generalizados, pero le damos cierto pequeño crédito a la suposición del autor por
el hecho de que en los escasísimos textos precolombinos que han sobrevivido en
América no se describen específicamente estas uniones ).
GIGANTES Y DIOS
PEZ
En
lo poco que menciona el gigantismo de los anunnaki, Sitchin da a entender que
una estancia muy prolongada en la Tierra puede haber sido causa de una
disminución de estatura ( estamos muy de acuerdo ) y también hace mención al
enigmático “dios pez” de cabeza y lenguaje humanos del cual hacen mención
muchísimos textos antiguos además del mesopotámico que fue el encargado de
transmitir a los hombres la sabiduría, el arte, la ciencia y el conocimiento
anunnaki.
Los
sumerios llamaban Oannes ( presente en todas las culturas antiguas del planeta
bajo otros diversos nombres ) a este enigmático ser que fue nuestro maestro en
el entendimiento profundo de las artes y de la ciencia. ¿ Qué era Oannes ? ¿ Un
tritón ? ¿Un anunnaki con traje de buzo?.Sitchin no trata de explicar su
extraña apariencia.( a nosotros nos intriga de sobremanera este personaje: no
se trataba de un anunnaki en su traje espacial, pues los sumerios estaban
habituados a ver a sus dioses con esas vestimentas ).
En
cambio, este dios estaba específicamente individualizado del resto, o sea que
su apariencia o uniforme era único entre los dioses. Además, aparece sólo para
enseñar las ciencias a los hombres y no se lo vuelve a mencionar nunca más.
¿Tal vez una especie de androide-maestro?. Un misterio.
LA REALEZA
Aclara
Sitchin que los textos antiguos son muy específicos en el principio fundamental
de que La Realeza había sido traída a la Tierra no sólo figurativamente, sino
también REALMENTE desde los cielos y que los arqueólogos deberían tomar en
cuenta este asunto durante sus búsquedas y descubrimientos.
PISTAS DEL FUTURO EN REGISTROS DEL PASADO
Al
igual que Beroso y otros muchos autores, Sitchin deja entrever que en los
escritos del pasado se podrían encontrar pistas acerca de lo que nosotros
llamamos “El Fin De Los Días”, y reconoce que al principio había una sola
lengua y una sola cultura, según su pensamiento diversificada a partir del
suceso de Babel ( que era “para alcanzar a dios” pero no en el sentido que se
nos ha dado a entender: se deseaba “alcanzarlo” con misiles intercontinentales,
ya que era una torre de control de lanzamientos ): él lo sitúa en un marco de
guerra entre dioses que habría incluido el uso de armas nucleares ( lo
circunscribe a la península de Sinaí mientras nosotros sostenemos que la
conflagración atómica fue global y los desiertos del mundo son sus cicatrices
).
La
torre de naves y misiles estaba ubicada en Baalbek ( en el Líbano ) – que luego
mutaría a Babel - y recibía el nombre de Triliton ( hoy día los restos de la
misma aún existen y son ni más ni menos que los restos de la mítica “torre de
babel” ).
A
partir de la confusión de las lenguas, los idiomas ( persa antiguo, sánscrito,
hebreo ) se van diferenciando cada vez más del idioma madre y con ellos los
nombres de las deidades celestes y los héroes humanos implicados en los
acontecimientos primigenios ( junto con la distorsión irremediable de los
sucesos ).
Es
el nacimiento del “virus del rumor”, el “teléfono roto” que aún padecemos
intacto y que no hace más que evidenciar la pérdida del tercer ojo, de la
visión en 3 D que antes compartíamos con las “divinidades”.
Es
por todo eso que los arqueólogos se equivocan en la metodología para “destejer
la madeja” del asunto ( lo hacen exactamente al revés, y por lo tanto sólo
consiguen amontonar más y más hilo sobre la misma madeja ).
DIOSES HUMANOS, DEMASIADO HUMANOS…
Sitchin
introduce aquí una idea que nosotros ya presentamos en nuestra
nota sobre los sumerios: que los dioses NO eran inmortales, sino muy longevos (
al igual que con la altura, sugiere muy acertadamente que la larga permanencia
en la tierra pudo haber acortado sus años de vida, las mismas degradaciones que
sufrieron los semidioses cuanto más se alejaron de la infusión genética ), y
que sólo parecían inmortales a la visión de los humanos, ya que tres o cuatro
generaciones de terrícolas veían reinar a la misma deidad.
Para
quienes escrutamos con recelo las teologías tendenciosas, Sitchin fue uno de
los autores que nos dejó la reconfortante y mágica sospecha de cierta afinidad
e igualdad de puntos de vista, otro prisma filtrando similares colores.
Los
dioses no fueron una invención de la moral ni todo lo que su patética
enfermedad expresa.
Los
dioses, nuestros dioses, al igual que nosotros, eran contradictorios,
vanidosos, viciosos, vengativos, misericordiosos. Encontraban erizados
interrogantes y problemas en las derrotas y también en las victorias, su avidez
vivía insatisfecha, su orgullo se agitaba peligrosamente, curioso e indagador
merodeando alrededor de lo más prohibido con su propio interrogante de una
curiosidad cada vez más peligrosa, tal cual resultamos sus hijos, con quienes
estuvieron furiosos y orgullosos como nos pone cualquier espejo, medio y
anzuelo del conocimiento. Este mundo interno se llama hombre, y la medida de lo
superior también se llama hombre.
Nota: Este post se encuentra ilustrado con algunos
de los destacados cuadros del pintor español ERNEST DESCALS, de su colección
Anunnaki, de quien recomendamos su obra.
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