martes, 8 de mayo de 2012

La Obra Cumbre de Sitchin "Hubo Gigantes en la Tierra"

Del sitio web nadanoslibradeescorpio

HUBO GIGANTES EN LA TIERRA ZECHARIA SITCHIN
NADIE ES PROFETA EN SU PLANETA

El libro póstumo de Zecharia Sitchin, contrariamente a lo que alguien desprevenido o no inmerso

En la obra de este importante escritor podría suponer, no trata específicamente sobre la existencia de gigantes en el planeta Tierra en tiempos antiguos (aunque hace alguna mención a seres con esta condición física en uno de los capítulos del libro) sino a la famosa anécdota personal que ya nos ha relatado en varias ocasiones en la cual, siendo él un niño, un profesor en su escuela lo reprendió y castigó Duramente por cuestionar un párrafo de la biblia en el cual notó una traducción inexacta (precisamente, se consignaba la palabra “gigantes” cuando en realidad la palabra textual del original hebreo – Nefilim – significaba “caídos” ó “venidos abajo”).

En esta obra Sitchin es perfectamente consciente de que será su último libro (y desafortunadamente para la humanidad; lo fue), y por lo tanto hace un resumen de todo su pensamiento ( e introduce algunas interesantes novedades ), y titula su obra de esa manera porque representa la increíble conclusión final de las consecuencias de su controversia escolar ( que cambió la dirección de su vida al comprender que era necesario revisar toda la biblia ) y cómo ésta lo llevó a ver que, paradójica y finalmente, sí hubo gigantes en la Tierra.

El autor permanece inalterablemente fiel a su estilo en este último registro, lleno de investigaciones de cadenas de linajes que en muchos casos son repeticiones algo ampliadas de anteriores obras suyas, por lo cual nosotros – que ya lo habíamos leído previamente – encontramos como favoritos el capítulo 8 y luego desde el capítulo 13 hasta el final ( la obra permite fácilmente leer en orden aleatorio cada capítulo ) , donde Sitchin introduce una novedad fundamental: la probabilidad de que se haya desenterrado evidencia irrefutable de la presencia alienígena en el pasado de nuestro planeta ( la reina Nin.Puabi, de quien ya escribimos anteriormente ) y que ésta se encontraría en el Museo Británico de Londres, a la espera de que alguien logre nadar contra la corriente de la abundante flema inglesa y consiga autorización para realizar un análisis de ADN a los restos de esta reina de Sumer, que según Sitchin daría como resultado una composición dos tercios alienígena y un tercio humana.



A continuación, les brindamos un resumen de los temas que Zecharia Sitchin expone o repasa en este libro con algunas observaciones, aclaraciones u opiniones nuestras colocadas siempre entre paréntesis:



EL GÉNESIS



En principio, sólo una raza extraterrestre (los “dioses”) habitaba la Tierra. Habían llegado aquí en busca de oro para llevar a su planeta, donde era imprescindible (Nosotros no rechazamos la idea, pero queremos incorporar otra posibilidad: muchos textos antiguos, encontrados en diversas partes del planeta, y la misma palabra “Nephilim” (“caídos”. “venidos abajo", aunque también puede interpretarse como "los que descendieron" y en este último caso no cabría la observación) que fue además la bisagra de la obra del propio Sitchin, indican que podrían haber llegado por accidente, por “una caída”, probablemente una nave espacial estrellada, y que no les fue posible regresar por mucho tiempo y durante ese período enseñaron al hombre su arte y su ciencia.



Aceptamos que, dentro de este contexto, luego – y por casualidad – hayan constatado que el planeta era rico en oro y allí volvemos a subirnos todos a la misma nave espacial que Sitchin .
Continúa el autor que los hombres aparecen cuando los dioses deciden crearlos mediante manipulación genética ( luego de varios intentos fallidos que originaron seres espantosos con dos cabezas, cuatro alas, patas de cabra, sin órganos genitales, cuerpos de toro, ogros, etc. que sin embargo no eran eliminados y dieron origen a las antiguas leyendas de duendes, unicornios, elfos, etc. )



Para ser utilizados como siervos en trabajos pesados (aquí cabe otra observación: si una especie crea seres para que hagan los trabajos que les son dificultosos, lo más lógico es que los creen más grandes en tamaño y más fuertes que ellos, con los necesarios cuidados de seguridad.





El propio Sitchin y toda la literatura antigua mencionan que los Anunnaki eran de estatura gigantesca y por consiguiente con gran poder físico y que “a su lado los humanos parecían saltamontes”. Por lo tanto, no nos cierra del todo esta especulación ya que obviamente la creación resultante fue un ser más pequeño y débil que la especie que les dio la vida.



El tamaño puede justificarse si aceptamos a rajatabla el planteo de Sitchin de que el ser humano fue creado para trabajar en minas subterráneas, pero nada justifica su menor fuerza, salvo que consideremos que ése fue su mejor intento y no pudieron lograr algo mejor ( teniendo en cuenta sus anteriores fracasos sería posible ), o que sus mejores recaudos de seguridad hayan sido darle al hombre una vida mucho más corta que la de ellos ( como ocurre en la genial película Blade Runner ) y un poder menor reemplazando calidad por cantidad de ex profeso ( para evitar un ser más poderoso en caso de rebelión ( como también ocurre en Blade Runner )).



Los extraterrestres llamados Anunnakis descubren en el sudeste de África un homínido tan similar genéticamente a ellos que con algunas modificaciones se lo podía llevar al nivel del Homo Sapiens con comprensión, palabra y manejo de herramientas, todo gracias a otro planteo fundamental que hace Sitchin en toda su obra y que es el choque del planeta original de los Anunnakis ( Nibirú ) con La Tierra hace miles de millones de años y que motivó que el ADN de ambos mundo se entremezcle profundamente.



El principio femenino estuvo presente desde el inicio de la creación del hombre, ya que para tal tarea fue designada la Jefa de Oficiales Médicos de nombre Ninmah / Inanna, quien no sólo se encargó de la creación de Adamus sino también del amamantamiento de los primeros de la especie.




Su éxito fue reconocido con tal respeto y admiración entre sus iguales, que fue renombrada como Nin.Ti (“dama de la vida”) recibiendo el apodo de Mami (“La Madre”).



(Observación: tantos intentos fracasados y tanta alharaca por el éxito final, implicaría que estos extraterrestres experimentaban clonación genética por primera vez, lo cual nos resulta un tanto sospechoso, o bien que lo notorio fue lograr este hecho científico en un laboratorio precario improvisado en la Tierra).



Sitchin explica que el genoma humano contiene 223 genes que no tienen predecesor alguno en el árbol evolutivo genómico terrestre, y que ni siquiera aparecen en todas las fases evolutivas de los vertebrados siendo por lo tanto el resultado de una “infección” genética ( nosotros agregamos como una confirmación a esta realidad, que el orangután, el más lejano de nuestros antepasados y quien genéticamente está mejor dispuesto a evolucionar por tener sus genomas secuenciados, no ha experimentado cambios estructurales ni reajustes evolutivos en los últimos QUINCE MILLONES DE AÑOS. El desciframiento del genoma del orangután deja a Darwin…como la mona).






LA SANGRE DE UN DIOS





Otros dos interesantes elementos que introduce Sitchin (siempre siguiendo sus traducciones
Supuestamente literales de los textos sumerios) son:

1-Que para la creación del “Adamu” hubo que utilizar la “sangre”, “esencia vital” ó ADN anunnaki ( mismo producto, nombrado diferente conforme a la evolución tecnológica humana ) y mezclarla con el “Ti-it del Abzu” humano ( aquí aprovecha para hacer notar otro error de traducción en la biblia: donde se traduce la palabra “Tit” como  arcilla o polvo de la tierra y en realidad la palabra que deberían haber traducido era ti-it que significa “lo que es con vida”, la “esencia de un ser vivo”. Por lo tanto, la famosa descripción de la creación del hombre es incorrecta, como así mismo su conclusión, que traducida correctamente sería: “venimos de la esencia de un ser vivo, y vamos hacia la esencia de un ser vivo”. ) y

2- Que el dios a quien se sacrificó para obtener su sangre, probablemente (comenta que no encontró ningún texto contundente y sí varios contradictorios) habría sido el líder rebelde que encabezó una fallida revolución contra sus gobernantes. Es decir, nuestra "personalidad" no terrestre provendría de un gen rebelde e inconformista.…




Y SERÉIS COMO SEMI-DIOSES…


Los emparejamientos entre dioses y humanos, que comenzaron entre anunnakis machos y humanas hembras, luego se diversificaron produciéndose también entre mujeres alienígenas y hombres terrestres, y los embarazos resultantes de estas mezclas daban lugares a semi-dioses, que en el caso en el cual la madre era extraterrestre, se veían beneficiados, ya que adquirían dos partes “divinas” y una humana, gracias al ADN mitocondrial, que era exclusivo de la madre extraterrestre.

Estos seres eran llamados semidioses pues adquirían una cadena de ADN más rica que la del “Adán” original. Sitchin sugiere también que nosotros podemos ser la descendencia de un semidiós. Comenta también que tanto el libro de Henoc como el de los Jubileos dicen que el descenso de “los ángeles” a la tierra pretendía ser benévolo pero que un grupo de ellos se extravió y comenzó a copular con humanas e incluso a tomarlas como esposas.



“Su misión original era instruir a los hijos de los hombres con juicio y rectitud, pero terminaron profanándose a sí mismos con las hijas de los hombres”.



El instigador de la transgresión fue un anunnaki llamado Azazel, y el primer dios que desposó a una humana rompiendo el tabú fue el dios Marduk, hijo de Enki, lo cual despertó la ira de su hermano Enlil (ambos líderes muy poderosos en la Tierra) que los llevó a protagonizar una guerra nuclear que accidentalmente acabó también con la mítica ciudad de Sumer.




LA BIBLIA REVISADA








El monopolio ideológico en cuestiones religiosas que detentaba la biblia en occidente, comenzó a tambalear cuando el Museo Británico de Londres contrató al humilde grabador de billetes de banco y aficionado a la “asiriología” George Smith para que ayudara a ordenar las tablillas cuneiformes halladas en Mesopotamia, y este genial investigador fue el primero en percatarse que las tablillas guardaban coherencia entre sí y que sólo había que unir los fragmentos.



Así lo hicieron y se descubrieron los relatos del diluvio y de la creación del hombre de innegable similitud con la biblia pero también importantes diferencias. Confirmado luego también brillantemente por expertos alemanes (que ya habían estado estudiando arqueológicamente la civilización sumeria desde una década antes de la primera guerra mundial bajo los auspicios de la Deutsche Orien Gesellschaft) se logró un texto coherente religiosa, filosófica e históricamente escrito sobre seis tablillas más una séptima laudatoria.




Sitchin reconcilia la biblia hebrea con los textos sagrados sumerios aunque le critica un “exceso de resumen” que, precisamente por estar tan comprimido, deja sin clarificar un sinfín de acontecimientos antediluvianos (amén de los numerosos errores de traducción que generan interpretaciones a veces tremendamente diferentes).


Pone el ejemplo de su versión de la creación del hombre (“demos forma a El Adán”) o la cantidad de gente que subió al arca de Noé, porque en términos genéticos y genealógicos el hombre no procedería exclusivamente de Noé y sus hijos.


La conversión en la biblia del plural original al singular también origina una enorme distorsión, que se hace evidente cuando un supuesto “dios único” es descrito hablando con…”alguien”(¿?)
“¿ con quién podría hablar un dios único y solitario?” – se pregunta inteligentemente Sitchin. El texto original de la biblia hebrea dice:“HAGAMOS un Adán A NUESTRA Imagen Y según NUESTRA semejanza”.



Otra contradicción que presenta el mismo pasaje es que se menciona a LOS ELOHIM, cuando si fuera en singular debería decir ELO’HA. Sitchin data la creación del hombre hace unos 300.000 años ( justo cuando se produce el “agujero negro” del eslabón perdido de la teoría evolucionista ), unos 144.000 años después de la llegada extraterrestre al planeta Tierra.






DILUVIO


Sugiere de la revisión de las mismas traducciones bíblicas que el arca de Noé podría bien no haber sido un barco sino un submarino, y que los dioses supieron de la inminencia del diluvio pero intentaron mantenerlo en secreto a los hombres, no obstante lo cual uno de ellos se lo reveló a un semi-dios para que salvara todos los registros históricos posibles y se salvara también él junto a su prole y sus amigos cercanos.



También menciona la existencia de otro relato sobre el diluvio “Inuma Ilu Awilum” conocido como “La Epopeya de Atrahasis”, aparentemente escrito de puño y letra por el propio Noé, y destaca que en la versión sumeria del diluvio sólo se habla de una gigantesca inundación atribuida EXCLUSIVAMENTE a una acción de VIENTOS monumentalmente poderosos, y que en ningún momento se habla de lluvias.



La acción de aniquilar al hombre, dispuesta por el poderoso dios Enlil recibe la dramática acusación de Ninmah como madre defendiendo a sus hijos: “Nosotros los creamos y ahora debemos asumir la responsabilidad sobre ellos!” le recrimina rabiosamente al ver a sus criaturas convertidas en barro al bajar las aguas.




Y allí los dioses deciden iniciar la era post-diluviana en convivencia con sus creaciones los hombres.




EL HUEVO Y LA GALLINA

Sitchin está convencido que los sumerios partieron desde la Mesopotamia, cruzaron el océano y llegaron a América enterados que la existencia de la abundancia de oro que allí había y la facilidad para extraerlo comparativamente con lo dificultoso que resultaba en Mesopotamia ( Nosotros NO coincidimos en absoluto con esta teoría: sostenemos que el planeta fue colonizado por seres extraterrestres EN SU TOTALIDAD Y DESDE EL PRINCIPIO, y que las “cinco primeras poblaciones que se establecieron” de las cuales hablan los textos sumerios, se referían a UNA CIUDAD EN CADA CONTINENTE DEL PLANETA. )




Al igual que muchos otros autores cita coincidencias interesantes, tanto culturales como idiomáticas entre las civilizaciones de ambos continentes, ( la capital azteca se llamaba Tenoch. Titlan ( ciudad de Tenoch ) y coincide con el nombre de una importante ciudad sumeria: Enoch ( que era demás el nombre del hijo del Caín bíblico ) y ambas ciudades tenían la particularidad de tener dos torres gemelas )) pero esto sólo confirma una única cultura original, no un salto a través del Pacífico hasta las Américas.



Sitchin especula con que las Américas podrían haber sobrevivido el diluvio sin arca de Noé aunque lo sufrieran también, y esto ofrecería un linaje genético humano sin intervención de las uniones sexuales mixtas ( nosotros tendemos a creer que en un mundo globalizado como suponemos era el antiguo, los vicios también estarían generalizados, pero le damos cierto pequeño crédito a la suposición del autor por el hecho de que en los escasísimos textos precolombinos que han sobrevivido en América no se describen específicamente estas uniones ).



GIGANTES Y DIOS PEZ



En lo poco que menciona el gigantismo de los anunnaki, Sitchin da a entender que una estancia muy prolongada en la Tierra puede haber sido causa de una disminución de estatura ( estamos muy de acuerdo ) y también hace mención al enigmático “dios pez” de cabeza y lenguaje humanos del cual hacen mención muchísimos textos antiguos además del mesopotámico que fue el encargado de transmitir a los hombres la sabiduría, el arte, la ciencia y el conocimiento anunnaki.



Los sumerios llamaban Oannes ( presente en todas las culturas antiguas del planeta bajo otros diversos nombres ) a este enigmático ser que fue nuestro maestro en el entendimiento profundo de las artes y de la ciencia. ¿ Qué era Oannes ? ¿ Un tritón ? ¿Un anunnaki con traje de buzo?.Sitchin no trata de explicar su extraña apariencia.( a nosotros nos intriga de sobremanera este personaje: no se trataba de un anunnaki en su traje espacial, pues los sumerios estaban habituados a ver a sus dioses con esas vestimentas ).



En cambio, este dios estaba específicamente individualizado del resto, o sea que su apariencia o uniforme era único entre los dioses. Además, aparece sólo para enseñar las ciencias a los hombres y no se lo vuelve a mencionar nunca más. ¿Tal vez una especie de androide-maestro?. Un misterio.




LA REALEZA


Aclara Sitchin que los textos antiguos son muy específicos en el principio fundamental de que La Realeza había sido traída a la Tierra no sólo figurativamente, sino también REALMENTE desde los cielos y que los arqueólogos deberían tomar en cuenta este asunto durante sus búsquedas y descubrimientos.






PISTAS DEL FUTURO EN REGISTROS DEL PASADO


Al igual que Beroso y otros muchos autores, Sitchin deja entrever que en los escritos del pasado se podrían encontrar pistas acerca de lo que nosotros llamamos “El Fin De Los Días”, y reconoce que al principio había una sola lengua y una sola cultura, según su pensamiento diversificada a partir del suceso de Babel ( que era “para alcanzar a dios” pero no en el sentido que se nos ha dado a entender: se deseaba “alcanzarlo” con misiles intercontinentales, ya que era una torre de control de lanzamientos ): él lo sitúa en un marco de guerra entre dioses que habría incluido el uso de armas nucleares ( lo circunscribe a la península de Sinaí mientras nosotros sostenemos que la conflagración atómica fue global y los desiertos del mundo son sus cicatrices ).



La torre de naves y misiles estaba ubicada en Baalbek ( en el Líbano ) – que luego mutaría a Babel - y recibía el nombre de Triliton ( hoy día los restos de la misma aún existen y son ni más ni menos que los restos de la mítica “torre de babel” ).





A partir de la confusión de las lenguas, los idiomas ( persa antiguo, sánscrito, hebreo ) se van diferenciando cada vez más del idioma madre y con ellos los nombres de las deidades celestes y los héroes humanos implicados en los acontecimientos primigenios ( junto con la distorsión irremediable de los sucesos ).


Es el nacimiento del “virus del rumor”, el “teléfono roto” que aún padecemos intacto y que no hace más que evidenciar la pérdida del tercer ojo, de la visión en 3 D que antes compartíamos con las “divinidades”.



Es por todo eso que los arqueólogos se equivocan en la metodología para “destejer la madeja” del asunto ( lo hacen exactamente al revés, y por lo tanto sólo consiguen amontonar más y más hilo sobre la misma madeja ).




DIOSES HUMANOS, DEMASIADO HUMANOS…


Sitchin introduce aquí una idea que nosotros ya presentamos en nuestra nota sobre los sumerios: que los dioses NO eran inmortales, sino muy longevos ( al igual que con la altura, sugiere muy acertadamente que la larga permanencia en la tierra pudo haber acortado sus años de vida, las mismas degradaciones que sufrieron los semidioses cuanto más se alejaron de la infusión genética ), y que sólo parecían inmortales a la visión de los humanos, ya que tres o cuatro generaciones de terrícolas veían reinar a la misma deidad.



Para quienes escrutamos con recelo las teologías tendenciosas, Sitchin fue uno de los autores que nos dejó la reconfortante y mágica sospecha de cierta afinidad e igualdad de puntos de vista, otro prisma filtrando similares colores.



Los dioses no fueron una invención de la moral ni todo lo que su patética enfermedad expresa.


Los dioses, nuestros dioses, al igual que nosotros, eran contradictorios, vanidosos, viciosos, vengativos, misericordiosos. Encontraban erizados interrogantes y problemas en las derrotas y también en las victorias, su avidez vivía insatisfecha, su orgullo se agitaba peligrosamente, curioso e indagador merodeando alrededor de lo más prohibido con su propio interrogante de una curiosidad cada vez más peligrosa, tal cual resultamos sus hijos, con quienes estuvieron furiosos y orgullosos como nos pone cualquier espejo, medio y anzuelo del conocimiento. Este mundo interno se llama hombre, y la medida de lo superior también se llama hombre.







Nota: Este post se encuentra ilustrado con algunos de los destacados cuadros del pintor español ERNEST DESCALS, de su colección Anunnaki, de quien recomendamos su obra.

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