Como ya saben, la Ciencia Ficción en ocasiones transmite cuestiones no académicas que lejos de carecer de sentido, adquieren una visión de muchos de los paradigmas a los que no tenemos acceso. Tal fue, por ejemplo el guión de la película “Contact” que recientemente ofrecimos en esta web. En aquella ocasión fue el mismísimo “Carl Sagan” en su faceta de escritor de Ciencia Ficción. Cuando la censura científica impone sus reglas ortodoxas, la ciencia debe expresarse por otro camino que implique evidenciar lo obvio de forma sutil.
Y en esta ocasión nos encontramos con la Gran Pregunta: ¿Si viajáramos en el Tiempo-Espacio a otra civilización lejana pero conectada con nuestros orígenes, nos reconciliaríamos con nuestra propia historia?
Ciertamente, en nuestro afán por considerarnos únicos en el Universo, olvidamos que fuimos hace unos pocos miles de años como aquellos a los que en la película visitamos. No olvidemos que en nuestras propias evidencias históricas existen vestigios de aquellos “semsu-hor” semidioses que simplemente ejercían su poder ante la creencia errónea de pensar que su superioridad tecnológica podría capacitarles para someter a pueblos enteros en una galaxia.
Desde su punto de vista cada civilización primitiva de un planeta, simplemente constituía una masa de “obreros” a los que someter y atemorizar con la falsa creencia del “Semsu-hor” (Semidioses), y decimos bien, semidioses, pues aplicaban el castigo para activar el miedo y someter por el ejercicio del Poder técnico, la superioridad tecnológica. ¿No hacemos lo mismo en nuestro planeta con los habitantes del Tercer Mundo y los países en vías de desarrollo?. (Reflexionemos). Dios en cambio, es amor incondicional.
Curiosamente aquellos que juegan a ser “semsu-hor” (Semidioses) encuentran una adicción irresistible al poder someter a los que consideran inferiores, pero en ese sometimiento, no reparan en que la excepcional naturaleza del “ser humano” le permite conectar desde dentro de su ser con una energía que sutilmente le permite ser libre. Tal vez sea cuestión de milenios, pero un milenio no representa apenas un atosegundo en el tiempo cósmico, por lo que todas aquellas civilizaciones que basen su soberanía en el sometimiento del miedo, tienen los días contados en su denostada empresa.
El Universo inteligente nos muestra que la única soberanía posible es aquella que reside en lo más profundo de nuestros corazones. Cuando el “Ser” descubre que el “Semsu Hor” simplemente es un ente que se alimenta de la energía, sentimientos y destinos de aquella especie que considera “inferior” en ese mismo momento el “Semsu Hor” comienza su irreversible decadencia y debe abandonar a la especie sometida, sellando la leyenda en aquellas futuras civilizaciones a las que pretenda someter.
Ese proceso de aparente “caos” constituye un orden universal perfectamente diseñado, en el que el tiempo cuántico inexorablemente junta el principio con el fin, el orígen con el final, el alfa y la omega, de forma continua y perfecta, con una secuencia logarítimica (renglones torcidos) pero con una precisión y avance incuestionable (recto).
Finalmente, vemos que como es arriba, fue y es “abajo”.
Dejamos aquí esta excelente película con la intención de que sepan “leer” entre líneas el mensaje que contiene, más allá de los efectos especiales y otras cuestiones tales como la lógica científica de los “puentes de Einstein-Rossen”.
Cuestiones de debate:
1.-¿Qué fue el Éxodo?
2.-¿Qué sucedió en Orión hace Eones?.
3.-Artículos recomendados:
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