Noviembre 25, 2011: En lo que es posiblemente un hallazgo importante en la búsqueda de vida más allá de la Tierra, analizando los datos proporcionados por la sonda Galileo, de la NASA, los científicos han descubierto lo que parece ser un cuerpo de agua líquida, del volumen de los Grandes Lagos en América del Norte, atrapado bajo el recubrimiento helado de Europa, una luna de Júpiter.
El agua podría representar un potencial hábitat para la vida y es posible que existan muchos otros lagos como ese en las regiones donde el recubrimiento de Europa es delgado, escribieron investigadores en la revista Nature.
"Los datos parecen convincentes", dijo Mary Voytek, quien es la directora del Programa de Astrobiología de la NASA, cuyas oficinas centrales se encuentran ubicadas en Washington. "Sin embargo, los científicos de todo el mundo querrán observar este análisis y revisar los datos antes de que podamos apreciar completamente las implicancias de estos resultados".
La nave espacial Galileo, lanzada por el transbordador espacial Atlantis en 1989, proporcionó a los científicos décadas de datos para analizar, antes de zambullirse en la atmósfera de Júpiter, en 2003. Uno de los descubrimientos más importantes fue la inferencia de un océano global de agua salada debajo de la superficie de Europa. Este océano es lo suficientemente profundo como para cubrir toda la superficie de Europa y contiene más agua líquida que todos los océanos de la Tierra combinados. Sin embargo, debido a que se localiza lejos del Sol, la superficie de este océano se encuentra completamente congelada. La mayoría de los científicos cree que esta capa de hielo tiene decenas de kilómetros de espesor.
"Una opinión de la comunidad científica ha sido que si la capa de hielo es gruesa, eso sería algo malo para la biología. Podría significar que no hay comunicación entre la superficie y el océano ubicado debajo de ella", dijo Britney Schmidt, quien es la autora principal del artículo publicado en Nature y que también realiza investigación postdoctoral en el Instituto de Geofísica de la Universidad de Texas, en Austin. "Ahora, vemos evidencia de que es una capa gruesa de hielo que puede mezclarse vigorosamente y contamos con nueva evidencia de lagos gigantes poco profundos. Esto podría hacer que Europa y su océano sean más habitables".
Schmidt y su equipo se enfocaron en imágenes tomadas por la sonda Galileo de dos rasgos sobresalientes y más o menos circulares de la superficie de Europa, llamados terrenos caóticos. Tomando como base procesos similares observados en la Tierra (en capas glaciares y debajo de glaciares que cubren volcanes), desarrollaron un modelo que consta de cuatro pasos para explicar cómo podrían formarse (diagrama). El modelo resuelve diversas observaciones que podrían ser conflictivas. Algunas parecían sugerir que la capa de hielo es espesa, mientras que otras indicaban que es delgada.
El reciente análisis sugiere que los rasgos caóticos en la superficie de Europa se formaron por mecanismos que involucran un intercambio significativo entre la capa helada y un lago ubicado debajo de ella. Este tipo de "caos" podría proporcionar un camino para transferir nutrientes y energía entre la superficie y el vasto océano global que se piensa que existe debajo de la gruesa capa de hielo. Los investigadores creen que esto incrementaría la posibilidad de que exista vida allí.
"Este nuevo entendimiento de los procesos que tienen lugar en Europa no hubiese sido posible sin la base proporcionada por los últimos 20 años de observaciones de los casquetes glaciares y de las capas de hielo flotantes de la Tierra", dijo Don Blankenship, quien es co–autor del trabajo e investigador titular del Instituto de Geofísica, donde dirige estudios aéreos con radares sobre los casquetes polares de la Tierra.
Los autores tienen buenas razones para creer que su modelo es correcto. Sin embargo, debido a que los lagos inferidos se encuentran ubicados a diversos kilómetros debajo de la superficie, la única verdadera confirmación de su presencia tendría que ser establecida por una nave espacial de una misión futura, diseñada para explorar la capa de hielo. Una misión de esta naturaleza fue clasificada como la segunda misión de más alta prioridad por el reciente Informe Decadal de Ciencia Planetaria del Consejo Nacional de Investigaciones, y está siendo estudiada por la NASA.
Para ver más imágenes y un video animado de los descubrimientos, visite el sitio de la Universidad de Texas, en Austin (en idioma inglés).
Más información
Galileo fue la primera nave espacial que tomó mediciones directas de la atmósfera de Júpiter con una sonda y que llevó a cabo observaciones de larga duración del sistema joviano. La sonda fue la primera en sobrevolar un asteroide y en descubrir la luna de un asteroide. La NASA extendió la misión tres veces con el fin de aprovechar las capacidades científicas únicas de Galileo. Asimismo, se colocó a la nave en una trayectoria de colisión con la atmósfera de Júpiter en septiembre de 2003 con el propósito de eliminar cualquier posibilidad de que impactara contra Europa.
La misión Galileo fue administrada por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en Pasadena, California, para el Directorio de Misiones Científicas de la agencia.
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