El programa Cuarto Milenio dirigido por Iker Jiménez, nos ofreció la pasada madrugada un extraordinario documental en el que se analizaban las evidencias de relieves procedentes de la Cueva de los Casares en Guadalajara.
La Cueva de Los Casares se localiza en el marco natural del Alto Tajo y más concretamente en la localidad de Riba de Saelices (Guadalajara).
Descubierta en 1928, representa uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la meseta castellana. Sus casi 200 grabados y pinturas la sitúan como uno de los lugares claves para el estudio del Paleolítico, sin embargo, su importancia no ha dado hasta hoy muestras de interés más allá de un reducido círculo científico. Declarada Monumento Nacional en 1934, ofrece una visita guiada que apenas ha cambiado mucho desde principio de siglo.
La cueva contiene evidencias arqueológicas procedentes del Paleolítico que cuestionan todo lo escrito hasta ahora por la arqueología oficial. Más de 200 pinturas y grabados ponen de relieve evidencias únicas en el mundo.
La Cueva de los Casares se encuentra en la Riba de Saelices (Guadalajara), en pleno Parque Natural del Alto Tajo. Este espacio, descubierto en 1928, tardó sólo seis años en ser declarado Monumento Nacional. ¿El motivo? El gran número de grabados y pinturas encontrados en su interior, que pudieron ser la primera representación de la reproducción humana de la historia. Escenas de cópulas, partos o embarazos aparecieron hace ya más de 80 años en este espacio. A pesar de todo, este descubrimiento fue ocultado e ignorado durante décadas.
“La realidad de la cueva es que echa abajo todo lo que se ha escrito en la Prehistoria, sobre la figura de la mujer”, comenta Emilio Moreno, guía de la cueva. “Los grabados demuestran que las mujeres de hace 20.000 años tenían unos conocimientos superiores a los que se han querido reconocer”. Una realidad que no a todo el mundo le ha parecido conveniente, a lo largo de los años, lo que “explica que no sea tan conocida”.
57 AÑOS EN LA CUEVA DE LOS CASARES
“Imagina quien venía durante el régimen de Franco a ver la Cueva”, comenta Emilio Moreno, “curas y guardias civiles, así que, como para tocarles el tema del sexo”. Una época que a Emilio Moreno le tocó vivir en primera persona, y en el mismo puesto de trabajo que todavía mantiene. “Llevo 57 años enseñando la cueva. Empecé con siete años, algo impensable ahora”, recuerda.
“En el año 1954 el guía era mi padre, tuvo un problema de salud, y aunque no había muchas visitas, había que atenderlas. De hecho, cuando se daba alguna en días de diario, y yo estaba en clase, mi madre iba a buscarme al colegio, y el maestro, que era quien había descubierto los grabados, me decía, ‘vaya usted a cumplir con su obligación”… con 7 años.
Ese docente era Rufo Ramírez quien, efectivamente, encontró estas ‘obras de arte’ ancestrales junto a su hermano Claudio. No obstante, sería Francisco Layna Serrano, médico e historiador en la provincia de Guadalajara, quien confirmaría la relevancia del hallazgo de los hermanos Ramírez.
UNA JOYA HISTÓRICA Y AISLADA
No obstante, la mentalidad de la época ha mantenido en el ostracismo un importante descubrimiento, tanto en cantidad, como en calidad. “Tenemos cerca de 20 figuras antropomorfas, que son excepcionales. En algunas cuevas aparece una vulva o una venus, y ya es increíble, pero aquí tenemos seis vulvas reconocidas, una copulación, una mujer dando a luz, y esto no se ha querido admitir, no se ha atrevido a decir”, lamenta el guía de la cueva.
A todo ello se unen otros motivos que han derivado en que la Cueva de los Casares no sea más visitada. “Si vas a Santander, tienes muy cerca muchas cuevas; igual que en Asturias, además tienes un entorno muy bonito y, como complemento, la playa. Cuando se viene a los Casares, se viene en exclusiva”, asume con resignación.
‘CONOCE LOS CASARES’
Para intentar paliar este aspecto y dar a conocer un poco más la cueva alcarreña, Emilio Moreno, junto a Javier Angulo, han escrito el libro ‘Conoce los Casares’. Una obra en la que definen este espacio prehistórico como “la más exquisita expresión del arte en el interior de la Meseta”.
Un libro que, además de ser “una extraordinaria manera de dar a conocer una de nuestras joyas”, reconoce la presidenta de la Diputación de Guadalajara, María Antonia Pérez León, hará “muchos más accesible nuestro patrimonio”, añade.
Y es que, la obra está realizada “desde el conocimiento científico, pero con una sencillez pasmosa”, comenta la presidenta de la Institución Provincial. Una afirmación en la que coincide con Emilio Moreno, quien confirma que “la cueva es la gran desconocida, por lo que intentamos que el libro sea ameno y no muy técnico, como los de Arzuaga, que te pones a leerlos y te cansan y te cansan”.
ALGO MÁS QUE UNA CUEVA…
Gran parte de culpa de que ‘Conoce Los Casares’ sea un libro distendido, la tienen las fotografías de Pedro Cerrato, que complementan la obra en todo momento. Un Pedro Cerrato quien, con sus instantáneas, confiesa, ha intentado que “la cueva se vea como algo más que una cueva”. Y es que, el fotógrafo considera que “se deben ver la simbología y las historias que nos contaban nuestros antepasados con estos grabados. Nosotros vemos una foto de una flor y sabemos lo que es, y creemos que en esta cueva se dio ese paso hacia la simbología, en este caso, en forma de grabados”.
Unos grabados que el tercer autor del libro comenzó a fotografiar hace más de 20 años. De hecho “la mayoría de las fotografías son antiguas, de los años 80, que fue cuando realmente me planteé hacer el libro, aunque por circunstancias no salió adelante el proyecto”. No obstante, el destino quiso cruzar a Angulo, Moreno y Cerrato, para que juntos terminaran el proyecto, y el sueño de juventud del fotógrafo.
VISITAS GUIADAS MUY LIMITADAS
No obstante, aquellos que se decidan a ‘Conocer Los Casares’, deben saber que hay unas normas y unas recomendaciones a seguir, para no hacer el viaje en balde.
Para empezar, tal y como remarca Emilio Moreno, “es imprescindible reservar plaza para poder entrar en la cueva”. Y es que el número de personas que a diario puede visitar este espacio se ha limitado a apenas una docena al día. “Ahora quieren aumentar los grupos a 20”, comenta el guía, “pero yo prefiero que sean 12 (en dos grupos de seis), porque así puedo controlar donde pisan, donde ponen las manos…”. A estas reticencias se unen, los lógicos problemas de espacio de las ‘viviendas prehistóricas’.
Pero las recomendaciones no terminan aquí. Y es que, el complicado acceso a la cueva obliga a que parte del recorrido, desde la zona donde se deja el coche, haya que hacerlo a pie. Por tal motivo, es aconsejable llevar un calzado cómodo, con el que los pies no se conviertan en un problema, tras las dos horas que dura cada recorrido. Un pequeño esfuerzo que todos los visitantes verán recompensado con una cita con la historia de sus antepasados y un espacio del que, todavía, poca gente ha podido disfrutar en todo su esplendor.
En el programa se analizan detallada y exhaustivamente algunas de las muestras de los relieves más representativos en los que se muestran figuras humanoides datadas en más de 20.000 años de antigüedad.
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