Fotografía cedida hoy, martes 24 de mayo de 2011, por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en la que se observan las piezas arqueológicas halladas en un cenote (pozo) en la zona de Chichén Itzá, estado de Yucatán (México). Esta ofrenda mortuoria, de 900 a 1.200 años de antigüedad, está compuesta de unas seis osamentas humanas, vasijas, cuentas de jade, cuchillos y otros artefactos, según informaron fuentes oficiales. EFE/Uady Arqueología Subacuática UAS/INAH/
MÉXICO(EFE).- Arqueólogos mexicanos encontraron una ofrenda mortuoria maya en un cenote de Chichén Itzá, península de Yucatán, de 900 a 1,200 años de antigüedad, con unas seis osamentas humanas, vasijas, cuentas de jade, cuchillos y otros artefactos, informaron hoy fuentes oficiales.
“Según expertos, la ofrenda fue depositada en la época prehispánica como ritual de petición de lluvia en los siglos IX y X, cuando los mayas padecieron dos periodos de sequía”, indicó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en un comunicado.
El INAH explicó que los objetos se encontraron “colocados en forma cuidadosa y selectiva” en el fondo de la cueva inundada a la que se accede a través de un túnel de 25 metros de largo que forma parte de un cenote cercano a la pirámide El Castillo o de Kukulkán.
Agregó que el descubrimiento se efectuó como parte de los trabajos de investigación de cuevas y cenotes desarrollados por el INAH y la Universidad Autónoma de Yucatán.
La institución explicó que para los especialistas esta ofrenda era “parte de un ritual de petición de lluvia que debió celebrarse en los siglos IX y X, cuando los antiguos mayas padecieron dos periodos de sequía en la región".
En el sitio también se hallaron las osamentas de al menos seis individuos “probablemente sacrificados durante un par de intensos períodos de estiaje, hace aproximadamente 1.200 y 900 años”, así como objetos de cerámica, cuentas de jade y concha, cuchillos de pedernal y huesos de animales.
En el fondo del cenote, a unos 50 metros de profundidad, se descubrieron otros restos óseos de unos 20 individuos y más de un centenar de huesos de animales, cerámica y esculturas, “entre las que destaca un portaestandarte con características similares a un jaguar”, apuntó el INAH.
Además, indicó, está una “figura con anteojeras, semejante a los rostros que aparecen en las vasijas tipo Tláloc registradas en la cueva de Balankanche”, también en Yucatán, en el sureste de México.
Por sus características, este descubrimiento es “un símil del Cenote Sagrado de Chichén Itzá, el más importante de la región”, añadió.
El arqueólogo subacuático Guillermo de Anda, quien ha trabajado en la zona los últimos cuatro años, comentó que este tipo de ofrendas apuntan “a una práctica ceremonial recientemente identificada y en proceso de estudio, que se ha registrado en cinco cenotes de la península de Yucatán".
“Otra hipótesis indica que los individuos depositados de esa manera pudieron haber sido sacrificados”, afirmó el especialista.
Destacó que cualquiera que haya sido la razón del ritual, “es claro que las personas no eran arrojadas desde la superficie, sino colocadas en las paredes del cenote".
La antigüedad de las ofrendas coincide con la época en que las fuentes documentales refieren dos intensos períodos de sequía en la zona en los siglos IX y X de nuestra era, que han sido señaladas “como posibles causantes del colapso maya”, destacó.
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